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CAPÍTULO V
Lapsus gracias a Choi Yeonjun



No había nada de particular en cierta fiesta, luego de que fueron por Choi Soobin aquellos jóvenes se encaminaron al lugar acordado, pasaron por la seguridad de la gran casa de la cumpleañera y disfrutaron de una buena noche, claro, con Yeonjun apurándose de que ya pasaban más de las doce y debía volver a casa.

Fue una típica fiesta, tragos, música, gente bailando; tomando, golosinas, pastel, diversión y demás.

Ya era lunes y ya Choi Beomgyu se encontraba bien temprano en el colegio.

Un pesado lunes.

¿Por qué tenían que existir los lunes?

¿Por qué tenía que existir él para calarse los lunes?

Beomgyu había comenzado con el pie derecho su día, estaba totalmente decidido dejar de ser displicente y salir de una vez por todas ese recreo, sí, aunque fuese lunes, todo por complacer los deseos de su mente y poder decir en voz alta que salió finalmente de esa opaca aula sin ser calumnia.

Una clase y su mente podía gritar que era receso, a veces disfrutaba mucho más leer libros digitales en su móvil que prestarle atención a la clase de lengua y literatura, y eso que amaba la literatura con su alma, pero actualmente veían un tema el cual no era de mucho interés para él.

—Choi Beomgyu —saludó uno de sus compañeros de clases entrando al aula, era usualmente el segundo en llegar ya que Beomgyu siempre se aseguraba de llegar antes que todos para evitar la incomodidad que es que la mirada de toda una clase se pose en él cuando pasa por la puerta.

Beomgyu levantó su mirada al recién llegado, alto, pelinegro igual que él, de piel una milésima más baja que la mismísima nieve.

Este chico, se podría decir que; era el único que nunca se cansó de intentar convivir con Choi, todos en el aula la primera vez que intentaron entablar una conversación con el mencionado anteriormente, se daban cuenta de que éste nunca les respondería, ni siquiera los miraba, así que, todos se rindieron, no le saludaban, lo ignoraban prácticamente; a Beomgyu no le importaba, lo ignorante que era Beomgyu eran mil veces más grande que los demás fingieran que no existe.

Beomgyu no le respondió a su contrario, esperaba que se conformara con su simple mirada, esta vez no era de disgusto así que era mejor que asimilara aquello y siguiera el resto de la clase sin hablarle porque no recibiría más que simples miradas por cordialidad.

Unas dos horas más tarde la clase había concluido.

El alboroto de los pupitres raspando con el suelo, los libros cerrándose, el roce de las mochilas contra las manos dueñas de estas, los pasos de todos fuera del salón, las voces.

—Choi Beomgyu, ¿Vas a salir? —preguntó con cierto asombro la profesora detrás del escritorio mientras recogía sus carpetas del mismo.

—Mh. —asintió de un musite con la cabeza tomando firmemente su mochila guindada en su hombro, como si la fuerza que dedicaba al tomar su mochila le salvase de cualquier cosa que le pudiese pasar fuera del aula.

¿No era obvio que iba a salir? Creo que la pregunta era más por el asombro y no por la lógica, hay que dejárselo pasar.

Tú puedes Beomgyu, no es nada de otro mundo, recuerda que la fobia social ya la superaste, ya es cosa del pasado.

Respira, un pie delante de otro hasta el parque, no pasa nada, si lo haces podrás presumirlo con Tae y con el Dr. Wooseok, ¡Sí! Con mamá y papá también, tú sólo respira e ignora a los demás, de todos modos se te da bien hacerlo.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora