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CAPÍTULO XLVIII
Permíteme leerte

Yeonjun juró ver la galaxia completa, estrellas que jamás había visto y constelaciones aún no descubiertas.

Todo eso en los deíficos ojos de Choi Beomgyu.

El rostro de Beomgyu emanaba el deseo más inocente del mundo mientras él sólo quería quitarle eso.

Pero Beomgyu podría ser todo menos inocente, él, Choi Beomgyu, sabía cosas... Que no estuviera interesado en esas cosas era distinto.

El azabache sólo quería ser besado otra vez, quería sentir la sensación de burbujas estallando en su estómago, quería esa textura extrañamente suave y agradable sobre sus labios; le había agradado la sensación de las manos de su hyung acariciando sus mejillas, su mentón, sus brazos abrazando su cuerpo.

No era fanático del calor, pero la calidez que sólo Yeonjun provocaba en él podría ser la excepción.

—¿Puedes besarme de nuevo?

Y sonaba como si de pedir un vaso de agua se tratase aunque sus mejillas estuvieran pinceladas con un etéreo carmesí; Beomgyu seguía sin poder expresarse a través de las palabras, sonaba como si no significara nada lo que estaba diciendo.

Siempre era igual.

Siempre decía las cosas como si todo le diera lo mismo.

Siempre como si no midiera sus palabras y las soltara sin pensar en su llano significado.

Pero incluso para alguien como Beomgyu, lo que decía solía venir conectado últimamente con emociones que eran tan fuertes, tan nuevas que no sabía cómo sacarlas de su pecho correctamente.

¿Acaso debía llorar para pedir un beso?

¿Debía reírse?

¿Cómo se pedía exactamente un beso?

¿De qué forma?

¿Cómo debería escucharse su voz al pedirlo?

Jamás en su vida había pedido que alguien lo besara, pero ahí estaba teniendo su primera vez con Yeonjun.

Desde que el peliazul entró a su vida, ha hecho muchas cosas por primera vez con su hyung.

—Gyu... Yo-

Pero Beomgyu lo cortó abultando ligeramente su labio inferior.

¿Eso era un puchero? No, no, no.
Beomgyu no le estaba haciendo puchero...

¿O sí?

Si la vida de Choi Yeonjun fuera un videojuego, en ese mismísimo instante se hubiese plasmado como anuncio general una nueva debilidad desbloqueada.

Choi Beomgyu y su puchero.

Le bajaba la barra de vida completamente.

—¿Es mucho, verdad? Para ti... Un beso significa mucho ¿Cierto? —inquirió el más bajo apretando los labios y dejándolos en una etérea línea recta.

Yeonjun no lo entendía a veces.

Beomgyu era como un libro abierto escrito en hindú; podría leerlo fácilmente porque estaba allí, abierto y con las páginas a su disposición, sólo debía aprender el idioma y ese era el detalle.

Yeonjun no sabía cómo leerlo.

No comprendía su idioma, su manera de pensar, él era tan confuso.

—¿Para ti no? —rebatió el peliazul enarcando ligeramente una ceja.

—Es sólo una acción.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora