♮||9||♮

5.2K 712 700
                                    

CAPÍTULO IX
Una manito azul




«Gyuuuuuu

«¿Estás allí?»

«Vamos a jugaaar»

«No tengo con quien jugar:c»

«Beomgyu»

«._.»

«Oyee. Te iba a preguntar algo, pero... mejor te lo pregunto mañana»

«Sí, sé que es ridículo mencionar algo que no iba a hacer de todos modos»

«Supongo que no quieres hablar conmigo»

«Está bien😊»

«Ya es tarde, descansa»

«Byebye, Gyu~»

 Choi Yeonjun ha cambiado los colores del chat

Choi Yeonjun ha apodado a Choi Beomgyu como "Gyunnie "

Visto a las 11:43 p.m.

Así como el atardecer se pinta de hermosos tonos carmín, a la mañana la reciben hermosos colores fríos que decoran con perfección la llegada de un cielo diurno completamente cian.

Una brisa fría anunciando que los tiempos lluviosos estaban por llegar de sus vacaciones, que el invierno se haría protagonista de los últimos meses.

Yeonjun se talló los ojos lenitivamente, echó un bostezo casi agudo al aire y relamió sus labios secos para humedecerlos un poco y evitar un posible agrietamiento doloroso.

Era el primer día de septiembre, miércoles.

Como todos los días de semana, habría que asistir al instituto... ¿Para qué? se preguntaba nuestro joven protagonista, de todos modos no estaba ni siquiera el tiempo suficiente dentro de una clase cuando ya lo enviaban a sala de castigo por respirar tan fuerte.

Aún no comprendía qué había hecho para que los docentes la tuvieran agarrada con él.

Tampoco que le importara mucho caerles bien, lo que importaba era que no lo reprobasen por simple preferencia omisa, ese sí era un problema.

En poco tiempo se preparó como ya se le era rutina los días de semana y se encaminó hacia la parada de autobús para tomar el dichoso y llegar a su destino, desagradable pero realista.

Apenas estaba amaneciendo, salió con el casto conocimiento de que a las horas madrugadas la ciudad era peligrosa, pero ya era costumbre, y eso tenía que hacer si no quería llegar tarde y lo peor, directo a sala de castigo por impuntualidad.

Era bonito poder contemplar el amanecer en todo su esplendor a veces a través de los cristales de un colectivo, a veces simplemente en la parada de buses, a veces en el patio delantero del colegio, a veces asomado en la ventana del salón; en fotografías era bonito el amanecer, sí, pero imagínense sentir esa traviesa brisa buscando contra quien chocar, poder diferenciar cada uno de los colores del cielo en medio de su proceso de su metamorfosis... A Yeonjun le encantaba.

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora