CAPÍTULO XL
Jodido muérdagoYeonjun había dejado aquello de lado sintiendo aquella silenciosa e inquietante emoción satisfactoria por el resto de la tarde.
Se divirtió; se enternecía titánicamente al ver como los ojitos de Beomgyu se iluminaban cada vez que ganaba una partida, se achicaban mientras ensanchaba una linda sonrisa etérea y regocijado pedía por favor volver a repetir el juego.
Choi Yeonjun no podía negarse.
Aunque tuvo que abstenerse a chistar cada que el pelinegro le llamaba con algún sustantivo insultante, pero era cosa de costumbre así que sólo lo declinaba, eran agravios de amor, él lo sabía. O eso quería creer.
El cielo estaba gloriándose en esa aurora, la metamorfosis del cielo diurno a uno nocturno, mostrando ese lado tan único y hermoso.
Habían terminado de jugar hace unos minutos y ahora mismo se encontraban leyendo un poco de un libro que quiso mostrarle Beomgyu a su mayor así que entusiasmado por aquel objetivo; lo arrastró hacia su cama para que este se recostara en la dichosa ya que aquella era el lugar perfecto en el cual Yeonjun podía acomodarse aún teniendo a Beomgyu encima suyo simplemente leyendo algo.
Así que; sin más preámbulos, ya se podía dilucidar a Choi Yeonjun con la espalda levantada con algunas almohadas rodeando lenitivamente con sus brazos el cuerpo de Beomgyu, sus manos reposando en el estómago del adverso, por otro lado; Beomgyu estaba con su celular en mano con la cabeza apoyada en el pecho del castaño.
—"Y así mismo, tomó una de las grandes pinzas de mecánico que tenía su papá en el taller y colocando la boca de esa herramienta en la parte sobresaliente de su uña. La jaló, desgarrándo la misma lentamente, sintiendo ese picoso dolor de su uña siendo arrancada, dejando a carne viva y sangrante esa piel sin protección" —leyó el pelinegro aquellas palabras plasmadas en su celular.
Había descargado un PDF que se suponía era ilícita la circulación, pero he aquí un Choi Beomgyu al que le valía cuatro hectáreas de huevo.
Choi Yeonjun arrugó el ceño por la horrible imagen mental que se hizo y aquella empatía que sintió removiendo sus manos sobre el estómago de Beomgyu, quien al notar dicho movimiento rugoso de las manos ajenas, subió la mirada hasta el castaño mirándole inquisitivo.
—¿Sucede algo? —enigmó Beomgyu en un hilo de voz baja.
—Sí, es decir... ¿A eso le llamaste un libro genial? Es horrible lo que pasa, ¡Dios! ¿Quién se saca las uñas por satisfacción? Es un psicópata —dijo aún empuñando un poco sus manos por la dicha sensación—. Es más, ¿Qué tipo de cosas tan retorcidas lees, Gyu? Incluso luego de ver pornografía puedes dormir más tranquilo.
—Sólo porque pasen cosas turbias no significa que sea un mal libro, además, mira que empatizaste y todo; justo por eso es un buen libro —señaló Beomgyu volteándose para quedar mirando de frente a Yeonjun quien tenía todo el peso del menor encima, y no se quejaba.
Dicha posición incluso podía verse algo comprometedora, pero inclusive para ellos era algo que pasaba de estar percibido.
Claro que, eso lo pensaban ellos en su ergástula translúcida.
Eso no quitaba que Yeonjun sintiera el corazón en una ardua guerra por escapar de su pecho; incluso Beomgyu pudo sentirlos preguntándole como consiguiente un inocente "¿Por qué te late tan fuerte el corazón? ¿Estás cansado? ¿Taquicardia?".
Yeonjun se excusó con que era algo normal en él; y en parte no mentía. Era normal siempre y cuando estuviese Choi Beomgyu cerca.
—Puedo dormir tranquilo luego de leer eso, igual, no es nada comparado con otras cosas que he leído —justificó intentando no removerse demasiado para no hostigar con su peso a Yeonjun y retomar su posición inicial.
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His Little Anxiety™ © Yeongyu.
Fanfiction𝗛𝗟𝗔 | La ansiedad es semejante a cuando una persona que se ahoga se aferra a ti, quieres salvarlo, pero lo único que logras es hundirte con él. "¿Y si en lugar de querernos mucho, nos queremos bien?". 𝒊. Yeongyu. Cincuenta y nueve capítulos...