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CAPÍTULO XLIV
Berrinches




Choi Beomgyu había fracasado en su intento de salir al parque otra vez.

Era algo que simplemente no podía hacer, no se sentía listo, aunque Yeonjun estuviera con él, incluso aunque le estuviera sosteniendo de la mano, aunque estuviera a su lado diciéndole que todo va a estar bien, le inquietaba el escueto hecho de que estaba siendo observado por centenares de personas que matan su tiempo señalando al bache en el camino.

—¿Yeonjun no te había dicho eso? —cuestionó el doctor Dr. Kim mientras anotaba algunas cosas en la libreta que cargaba siempre.

—Sí.

—Es que es lo más probable, Beomgyu, quizá te miraban demasiado porque ni siquiera sabían que tú existías dentro del colegio, siempre que hay alguien nuevo, los demás lo notan.

Y más cuando tienen el rostro que porta Choi Beomgyu.

—No lo sé.

—Igual, te faltaban sólo minutos para acabar el receso, hiciste un gran esfuerzo y estoy orgulloso por eso —completó el Dr. Wooseok dejando de lado la libreta y entrelazando sus dedos por encima de sus piernas cruzadas, sí, en ese mismo sofá en el cual solía sentarse—. Además, ¿Ganaste la apuesta, no? Es un beneficio para ti.

—Mh.

Beomgyu no había dado más de tres palabras en un tiempo y algunos vocablos, la verdad no se sentía del todo bien por haber fracasado en aquello, compendiando, él prefería que esa estúpida apuesta la ganase Yeonjun a que la hubiese ganado él.

En fin, Beomgyu siempre veía el vaso medio vacío.

—¿Ya sabes qué es lo que vas a pedirle?

—Un sandwich... de mantequilla de maní y jalea de limón —acotó en un hilo de voz desinteresada.

—¿Quieres pedirle un choque anafiláctico? Porque eso es lo que vas a tener si consumes eso —dijo el Dr. Wooseok a regañadientes—. Deberías pedirle algo que en verdad quieras y que no te haga daño.

—No hay nada que quiera.

—Todos queremos algo —aseguró el mayor con voz pasible.

—Lo que quiero es imposible.

—¿Y qué es lo que quieres, Beomgyu? Dilo.

Beomgyu respiró hondo haciendo circular aire por sus pulmones y rodando los ojos miró a su mayor.

—Sé que es una falta de respeto, y lo menos que quiero es faltarle el respeto a usted, pero... ¿Ya no le he dicho demasiadas veces lo que quiero? Siempre se lo digo, siempre le digo que... maldita sea, quiero superar todo esto, quiero curarme definitivamente, quiero ser alguien normal que no tenga que lidiar con tanta basura.

Muy bien, había explotado.

—Quiero poder decir que toda esta cosa de la ansiedad es parte del pasado, quiero poder hacer lo que los demás hacen sin mirar los Contra's, quiero dejar de tomar esas pastillas del carajo, quiero dejar de tener que prender inciensos porque no me puedo relajar, quiero dejar de pasar noches de insomnio porque la Ansiedad no deja que mi cerebro descanse en paz.

»Esto no es fácil y lo único que quiero es estar en la condición de ni siquiera necesitar venir aquí para hablar de los problemas que no puedo superar —Beomgyu dejó caer su mochila al suelo subiendo sus pies con calcetines al pequeño sofá individual y tomando sus rodillas, las abrazó—. Lo único que hago aquí es estresarme y recibir aumento de m-medicina —sus ojos enseguida se cristalizaron, su voz quebrándose, ese amargo nudo haciéndose en su garganta, sus vías respiratorias sintiéndose picosas—. Ya le he dicho mil veces que esa medicina me hace un daño terrible y me afecta durante el día, pero es como que sigue haciéndolo sin parar... ¿A-acaso está contra mí? ¿Yo qué le hice a usted como para que me haga eso?

His Little Anxiety™ © Yeongyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora