Capítulo 31. Dime

484 28 9
                                    

Narrado por Nicolás.

Tengo a Edgar tatuado en la conciencia, comprimido en mi corazón y enterrado en mi mente. Mi amor por él es la razón por la que hoy respiro, claramente mi amor por él es la razón de todas mis acciones y decisiones. No puedo sacarlo de mi mente, no puedo dejar de pensar en él, ni siquiera por un segundo, no importa lo que pase a mi alrededor, mi vista siempre va a estar centrada en Edgar.

Hoy es otro de los últimos y aburridos días en la universidad. Hoy la graduación está más cerca que nunca. Hoy no le tengo miedo a nada. Hoy soy despreocupado de mierda… Además, hoy Edgar luce guapísimo. Como todos los benditos días.

Ni siquiera se ha dado cuenta de que llevo mirándolo toda la clase, creo que es porque he empezado a tomar mis precauciones. No quiero que nadie me descubra viendo a mi “mejor amigo” todo el tiempo, eso levantaría sospechas así que he aprendido a mirar al amor de mi vida con mucha cautela…

Edgar está concentrado, como siempre. Es el rey de los nerds. No entiendo cómo sigue poniendo atención a las clases. ¡Estamos a días de obtener nuestro título! Todo el mundo está ansioso por irse a casa, todos miran al maestro pero realmente nadie lo está escuchando, a nadie le importa un carajo… sólo a Edgar, a él le importa.

Está haciendo uno de sus dibujos raros en su las últimas páginas de su cuaderno, no alcanzo a ver muy bien el dibujo pero sea lo que sea que este dibujando, le está poniendo bastante empeño. Me dedico a ver el delicado movimiento de su mano mientras dibuja con un bolígrafo que se parece mucho a uno que yo tengo… ¡Ese es mi bolígrafo!

Intento aguantar mis ganas de reír, es gracioso como siempre nos robamos las cosas entre nosotros sin darnos cuenta, más que nada los útiles escolares. Yo jamás le pido algo, tengo la confianza suficiente como para simplemente tomar lo que necesito y regresarlo… si es que recuerdo. De hecho, tengo varios lápices que no sé de dónde llegaron pero podría apostar que son de él.

Me tomo un momento para mirar a mi alrededor, a mi lado pero a aproximadamente un metro de distancia está Edgar que sigue concentrado en la clase y en momentos baja la cabeza para seguir dibujando algo que de seguro tiene que ver con lo que está explicando el maestro.

Frente a Edgar está sentado Rafael, nuestro clásico amigo que sólo vemos en borracheras y en clases. A Edgar le agrada bastante este tipo, tienen algunas cosas en común y en otros aspectos son muy diferentes, sé que les gusta conversar entre ellos y se ríen mucho durante sus conversaciones, los he escuchado murmurase cosas en muchas ocasiones pero no me pone celoso, es sólo Rafael. Yo también me llevo bien con él, es un buen sujeto.

Atrás de Edgar se encuentra durmiendo cómodamente en el pupitre nuestro amigo Eduardo, a él sólo lo vemos en clases… ah, y una vez lo encontramos en el cine con su novia. Adoro a Eduardo, es una persona muy sencilla que siempre hace bien la tarea y te deja copiarla. Es de esos que le sonríen a los extraños sólo porque las miradas se cruzan por un segundo.

Y frente a mí, está el malnacido de Arturo, a él le tengo mucho cariño. Es un gran amigo que se acercó mucho a Edgar y a mí desde que Evan decidió desaparecer. Yo creo que él va a ser el primero en sospechar que Edgar y yo tenemos algo y no me molestaría que lo supiera, confío en él y me gusta pasar tiempo con él. Lo miramos en clases, en fiestas y a veces los tres nos juntamos fuera de clases para pasar un buen rato.

Además, Arturo es un ángel para mí, nos ofreció el mejor trabajo del mundo en la empresa que tiene su tío. Así que Edgar y yo ya no tenemos que preocuparnos con lo que haremos cuando la universidad termine, ya tenemos un trabajo. Un trabajo que se hace desde nuestras cómodas computadoras que estarán ubicadas en nuestro cómodo departamento. La vida es dulce y será todavía más dulce gracias a Arturo y a su tío magnate. 

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora