Capítulo 45. Jugo

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Narrado por Nicolás.

No puedo más con esto. Acabo de pasar otra maldita noche sin dormir, cada día es peor. Decir que estoy completamente destruido es decir poco. No hay palabras para describir el dolor que siento. No tengo ganas de salir de mi cama, no tengo ganas de hacer nada, quiero morir...

Ayer después de varios días sin dormir finalmente conseguí descansar un poco porque Edgar entró a mi habitación, me envolvió en sus brazos y sentí que todo se había arreglado, le dije que lo quería y él me contestó diciendo que también me quería.

Se quedó conmigo, abrazándome durante un largo tiempo, me sentí querido y por primera vez en mucho tiempo logré relajarme, sentirlo cerca era algo tan curativo, llenar mis pulmones con su adictivo aroma, estar en sus brazos, sentir sus caricias, extrañaba tanto todo eso que una inmensa tranquilidad se apoderó de mí y me quedé profundamente dormido en sus brazos.

Cuando desperté todo estaba oscuro y él no estaba conmigo. Entré en pánico, sonará muy infantil pero al darme cuenta que él no estaba me dio horrible ataque de pánico. Desperté a media noche, sin él y lo primero que hice fue buscarlo; salí de mi habitación, lo busqué por todo el departamento y él no estaba. Me sentí abandonado, ni siquiera me aviso que se iría, simplemente se fue.

Me llene de miedo, realmente creí que me había abandonado, me costaba respirar, mi corazón latía con prisa, sentía un inexplicable dolor en el pecho, estaba mareado, muerto de miedo, estaba realmente horrorizado por el hecho de que Edgar muy posiblemente me había abandonado.

No tuve el valor de llamarle, no tuve el valor de hacer nada, simplemente me senté en el sillón y empecé a llorar dándome por vencido, me había dejado, me había dejado y fue a despedirse de mí esa misma mañana. Hice toda una falsa historia en mi mente, con mi paranoia más fuerte que nunca, metiéndome cosas a la cabeza.

Lloré y lloré hasta que ya no me salían más lágrimas. Nicolás se subió en mis piernas y empecé a acariciarlo, odio a ese maldito gato pero en ese momento me urgía compañía y era como si ese animal supiera que yo estaba destruido.

Cuando creía que ya todo estaba perdido la puerta del departamento se abrió y Edgar entró. Sentí un gran alivio que al mirarlo se transformo en rabia. Había estado con alguien más. Tenía marcas frescas por todo el cuello. Sentí una patada en el estómago y una apuñalada en el corazón.

Estuve todo ese tiempo en el departamento, llorándole un mar entero mientras que él estaba con alguien más haciendo cosas que ni siquiera quiero imaginarme. Me dijo que había estado con Diego y admitió que él le había hecho eso.

Rabia, ira, coraje, un enfermizo enojo se apodero de mí, también sentí tristeza, ansiedad, sentí como toda mi vida se caía al piso y era pisoteada. Edgar había estado con Diego, ese hecho me quemaba el alma, era un insulto, era como escupirle a mi existencia. Edgar me había sido infiel, él nunca le hubiera hecho algo así a Daniela, pero a mí sí, eso me enfermaba, Edgar me enfermaba.

Edgar intentó abrazarme y yo lo empuje, estaba tan enojado que ni siquiera quería que el amor de mi vida me tocara. Por un momento lo odié, lo odié por haberse ido sin decirme nada, por haberse ido con él y regresar así.

Él me miraba destruido, sabía que lo había arruinado todo y apestaba a alcohol. Seguramente todo lo hizo estando ebrio o yo que sé, eso no era una justificación para lo que había hecho. Le dije que apestaba a alcohol, le dije que no se me acercara y me fui a mi habitación.

Me encerré en mi apreciada habitación y empecé a llorar nuevamente esta vez sin control alguno. Hubiera preferido que me abandonara a verlo llegar así, con el cuello lleno de marcas que yo no le hice. Edgar ya no me quería, sabe que soy su hermano y no perdió tiempo, se fue con alguien más.

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora