Capítulo 49. Dominio

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Narrado por Edgar.

Estoy tan cómodo que no quiero hacer nada, no quiero levantarme de la cama, no quiero moverme, ni siquiera quiero abrir los ojos. Sólo quiero dormir un rato más pero el molesto timbre de mi celular no me lo permite. Ya es la segunda vez que suena e intento estirarme para apagarlo pero siento algo entre mis brazos que no me deja moverme, es Nicolás.

Ya hasta había olvidado que estoy en su cama y que como siempre había dormido aquí. ¿Por qué el no apaga mi teléfono? ¡No deja de sonar! Estiro uno de mis brazos hasta la mesita de noche, haciendo que Nicolás suelte un adormilado quejido pero finalmente logro alcanzar mi celular, ni siquiera me molesto en ver quién llama, debe ser la compañía de teléfonos o alguna tontería así, lo apago y vuelvo a abrazar a Nicolás.

Anoche fuimos a la estúpida fiesta que Arturo le hizo al estúpido de Evan. La pasé bien hasta que noté como Evan aprovechaba cada pequeña oportunidad para acercarse a Nicolás y yo no soy un hombre celoso pero aquello me molestó bastante.

Evan está consciente de mi obsesivo aprecio por Nicolás, sabe lo importante que él es para mí, sabe que Nicolás es lo más valioso que tengo y no sé por qué no puede respetar eso. ¿Por qué se le insinuó así a Nicolás? Voy a matarlo la próxima vez que lo vea.

Estoy feliz de que haya regresado y todo, pero no entiendo por qué me hizo eso, ¿para qué meterse con lo que es mío? ¿Es una especie de venganza por lo que pasó años atrás? Definitivamente voy a matarlo, pero antes le pediré una explicación.

Nicolás intenta levantarse así que lo sujeto fuerte para impedírselo, lo escucho quejarse una vez más y yo sonrío automáticamente. Abro mis ojos con pereza y me encuentro con él, nuestros cuerpos están enredados, lo tengo encarcelado entre mis brazos, lo aprieto con fuerza contra mi cuerpo y todos sus intentos por moverse fallan.

-Buenos días. - Le digo con un ridículo amor.
- ¿Días? Son las tres de la tarde. - Me sonríe.
- Da lo mismo...- Respondo. Él intenta levantarse y yo vuelvo a impedírselo.
- Suéltame, quiero mear. - Me dice mandando al diablo el romanticismo. No me queda de otra más que soltarlo, él se estira con pereza y después se sienta en la cama. - Me duele la cabeza. - Me informa.
- Tomaste mucho anoche, qué esperabas... - Me acomodo en la cama aprovechando del espacio extra.
-No tome tanto. - Se pone de pie. - Ya levántate. - Ordena y entra al baño.

Ignoro por completo su orden. Me quedo en su cama intentando dormir otro poco, escucho como abre la llave de la ducha así que cierra los ojos con total tranquilidad, respiro profundo y percibo su aroma, está por todos lados, su aroma me relaja muchísimo, amo estar aquí.

Logro quedarme dormido por al menos unos minutos más hasta que siento una mano acariciar mi cabello, sé que es Nicolás. Abro los ojos y me encuentro con él, tiene el cabello húmedo y ropa. Me muevo con toda la pereza del mundo para hacerle un espacio en la cama y él sólo se sienta junto a mí.

-No podemos pasar todo el día en la cama. - Me dice. - Hay muchas cosas que hacer...
- ¿Cómo qué?
-Trabajar.
-Eso puede esperar.
- Hay que limpiar el departamento. - Me avisa
- Eso también puede esperar. - Sonrío.
- Tenemos que ir a hacer las compras.
- Tienes que ir a hacer las compras. - No pienso levantarme de esta cama.
- Tenemos. - Sentencia. - Levántate.
- En un rato más...-Respondo con pereza.

Nicolás no me dice nada más, se levanta de la cama con una sonrisa maligna y sale de la habitación. Es obvio que trama algo pero no me importa. Cierro mis ojos y me acurruco entre las sabanas para seguir durmiendo durante varias horas, hoy no quiero hacer nada con mi vida.

A lo lejos, escucho a Nicolás caminar por el departamento, no me importa. Mientras más sueño tengo más pierdo el interés por sus acciones, pierdo el interés por todo y me quedo inmóvil en la cama, con toda la tranquilidad y tiempo del mundo.

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora