Capítulo 15. Pisoteado

685 43 12
                                    

Narrado por Nicolás.

Estoy tirado en la cama, mirando al techo. ¿Hace calor o soy yo? Me siento vivo, hay aire en mis pulmones y mi corazón late rápidamente. Una capa de sudor descansa sobre mi piel y me siento cansado. Todavía huele a ella, a ese perfume extremadamente dulce que me marea, lleva años usándolo y nunca me he atrevido a decirle que es olor más desagradable que he percibido, es tan dulce que después de olerlo por mucho tiempo comienza a marearme. Pero bueno, había valido la pena.

Eran alrededor de las ocho de la noche, había pasado toda la tarde teniendo sexo con Brenda en mi habitación y cuando digo toda la tarde es literalmente toda la tarde, paramos hasta ahora. Hace escasos minutos que se fue. Su madre la llamó muy molesta y simplemente me dio un último beso, me ayudo a correrme como por ¿quinta vez?, no lo sé… se vistió y se fue.

Y ahora estoy aquí, acostado en mi cama que está hecha un desastre, las sabanas húmedas por mi sudor y el de mi novia, estoy cansando pero complacido, no me queda más que mirar el techo y pensar en él, no puedo pasar ni diez minutos sin pensar en él.

Hoy era el aniversario de Edgar y Daniela, cumplían como 6 años juntos, la verdad no sé con exactitud cuánto tiempo llevan juntos, aunque Edgar suele presumirlo muy seguido pero mi mente simplemente bloquea las dulces palabras que mi amigo le dedica a su novia, lo olvido fácil porque es algo que me lastima.

Hoy era su maldito aniversario y como cada año en esta fecha, yo estaba muerto de celos y no podía hacer otra cosa más que imaginarme lo bien que se la han de estar pasando juntos. Brenda me había ayudado a distraerme un poco, sólo un poco, pero en esta fecha me deprimo tanto.

Tengo que dejar de ser tan egoísta, Edgar es extremadamente feliz con ella, la ama de verdad, quiere casarse con ella, tener hijos, un perro… una familia. Si Edgar es feliz, ¿Por qué yo no puedo sentirme feliz por él?

Yo no pinto nada en la vida que quiere Edgar, él y yo nunca seremos una familia, es imposible ni siquiera se me ha ocurrido contarle a alguien este secreto, y no quiero decírselo a nadie, es algo que me llevare a la tumba. Hoy más que nunca siento que mi “relación” con Edgar está por terminar.

Recuerdo que hace varios años atrás, Edgar me dijo emocionadísimo que en cuanto se graduara de la universidad le pediría matrimonio a Daniela. Ahora me detengo a pensar y me doy cuenta que Edgar y Daniela estarán felizmente casados en un año. ¿Y qué va a pasar conmigo?

Soy su mejor amigo, voy a tener que ir a esa boda, voy a tener que hacer un brindis y dedicar unas bellas palabras a la feliz pareja. ¿Qué mierda voy a decir?... Brenda va a estar ahí muerta de envidia, lanzándome mil indirectas para que le proponga matrimonio y soy tan miedoso que terminare casándome con Brenda.

No, no quiero ese futuro, definitivamente no quiero ese futuro pero siento que no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Yo también llevo muchos años junto a Brenda, como cinco creo yo, soy malo con las fechas. Los primeros meses de relación con Brenda fueron buenos, hasta que Edgar se apareció en el salón de clases y todo se fue al carajo. Bueno, ya no soportaba a Brenda desde antes, ¿a quién quiero engañar?

Llevo mucho tiempo engañando a Brenda, diciéndole que la quiero, que estoy enamorado de ella, ¿debería considerarme fuerte por aguantar todo esto tantos años? ¿O débil por no hacer nada en todo este tiempo?

Si estoy con Brenda es por el sexo, si no tuviera esa necesidad creo que hoy estaría aún más deprimido. Ya no sé cómo terminar mi relación con Brenda, simplemente no lo haré, viviré arrastrado de mis miedos, enamorado de un hombre que es completamente feliz con el amor de su vida.

La primera vez que vi a Edgar, fue mi primera vez viviendo. Y es que no siento que todos los años atrás de mi vida hayan tenido valor alguno, desde que conocí a Edgar cada respiro comenzó a contar, antes de conocerlo todo es bastante borroso de recordar, simplemente no cuenta. Y quizás sea bastante exagerado pero así es mi amor por él: enfermizo.

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora