Narrado por Edgar (cinco años atrás).
Desperté con mucha pereza, la molesta alarma de Evan no dejaba de sonar y al parecer yo iba a tener que pararme, caminar hasta su cuarto y apagarla. Él es una persona con el sueño muy pesado, es muy difícil que algo lo despierte y yo lo sé mejor que nadie.
Durante estos meses que llevo viviendo con él he aprendido a independizarme demasiado y la vida aquí es mucho más cómoda, porque sé que no me mudaré hasta que yo lo decida. Nadie tiene que decirme qué hacer, simplemente me ocupo de mí… y algunas veces de Evan.
Como ahora, que tengo que despertarlo porque hoy es nuestro primer día en la universidad y eso es algo que me tiene sin cuidado. Es una suerte que Evan y yo hayamos quedado en la misma universidad y hasta en el mismo grupo.
Por si fuera poco también mi hermosa Daniela está en la misma universidad que yo, todo es perfecto, todo siempre va a hacer perfecto mientras tenga a Daniela junto a mí, mi amor por ella crece cada día un poco más, la amo más de lo que me amo a mí mismo.
Voy hasta el cuarto de Evan y lo despierto sacudiendo su cuerpo sin nada de delicadeza, él sonríe porque sabe que soy yo. Toma mi brazo y lo jala hacia él, invitándome a su cama, yo rechazo la oferta riéndome. Apago de una vez por todas la alarma y el cómodo silencio de la mañana se hace presente.
Me voy de la habitación permitiendo que Evan duerma unos minutos más, prendo la cafetera y salgo a la pequeña terraza que tenemos en el departamento, enciendo un cigarro y comienzo a fumarlo con toda la calma del mundo. Me gustan las mañanas aquí.
El sol sale lentamente junto con la gente que sale apurada de sus casas, reviso la hora en mi celular y son las siete y media de la mañana, tenemos clase hasta las nueve, todavía es temprano para nosotros.
Decido enviarle a Daniela un empalagoso mensaje de buenos días, le gustan mucho ese tipos de mensajes y a mí me encanta hacerla feliz. Le deseo suerte en su primer día de universidad, le recuerdo que la amo y no puedo evitar sonreír como un estúpido mientras escribo tantas cursilerías.
Termino mi cigarro y lo aplasto en el cenicero que ya está llenísimo. Vuelvo a entrar al departamento y el olor del café me despierta por completo. Tomo dos tazas, una para mí y para Evan.
Regreso a su habitación y vuelvo a despertarlo, dejando su taza de café en la mesita de noche, el olor lo hace sonreír, me da los buenos días y comenzamos a conversar sentados en su cama mientras tomamos nuestro café con calma.
Hablamos sobre cualquier tontería que nos mantenga despiertos, con él puedo hablar de cualquier cosa y es por eso que me agrada tanto. Me gusta vivir con él aunque a veces tenga que lidiar con sus comportamientos extraños. Los japoneses son rarísimos y nunca me voy a cansar de molestarlo con eso.
Me deja ser el primero en tomar una ducha pues todavía quiere seguir durmiendo. Yo no me quejo, si dejo que él entre al baño primero seguro se queda ahí por horas. Voy a mi habitación con una inexplicable sonrisa, tomo ropa limpia y me dirijo al baño.
El agua caliente me relaja bastante, tengo el presentimiento de que hoy será un buen día, hasta ahora todo va bien, pude despertar a tiempo y eso ya es un gran logro. Es mi primer día en la universidad y no dejo de pensar en Daniela, ella me importa más que todo, así son todos los días dentro de mi cabeza, Daniela siempre está presente sin importar qué otro importante acontecimiento esté ocurriendo.
Salgo del baño a medio vestir y una vez que estoy en mi habitación acomodo mi mojado cabello con mis dedos, queda bien, no me preocupa. Termino de vestirme y voy a despertar a Evan por tercera vez. Ahora no lo dejo tranquilo hasta que no se pone de pie y entra al baño, flojo de mierda.
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Vaso roto
RomanceTodos hemos escuchado alguna vez que lo que no te mata te hace más fuerte pero en la mayoría de las ocasiones lo que no te mata hace que desees estar muerto. Lo que no te mata te rompe, te transforma en un vaso roto... ¿Y qué es un vaso roto? "E...