Laberintos.

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Y como podemos soportar el mantra? Como rezar de una sola vez intentando no rasguñar un poco de nostalgia? Como dormir de un solo tirón hasta tarde?
Risas ajenas en rumores de hipocondríacos labios sin palabras que conmueven...
Se congela el corazón en este laberinto de fuego y zozobra inhóspita... Resucita en sus venas ese recuerdo que aún mece sus sueños.
Ahora solo respiro aires de dudosa intemperie y vicios que no sanan.
Astillas y perdición.
Es que ya no suenan en las radios todas aquellas canciones que supe escribir en tu nombre!
Laberintos, desparpajos sublimes, un poco más de ello que necesitamos.
Es que no puedo escapar, eres la excusa perfecta para emborracharme!
Ya no hay brisas en mis otoños, tampoco pasos donde dejar huellas, ni siquiera puedo pensar con claridad.
Ya no recuerdo tu voz, ni la última vez que marqué tu teléfono...
Te juro que reconozco en mi enojo todo aquello que encandilé, esos errores que tuvieron un costo demasiado alto, y sin dudar siento que quizás podría haber sido de otro modo mucho menos doloroso.
Sueño con regresar, aplicar desvaríos en cada kilómetro, vomitando malarias y estigmas del ayer...
Me cansé de gritar tu nombre en la calle, y ya no estoy en edad para desnudarme bajo la lluvia!
Todo se vuelve lógico...
El reloj se siente exhausto, el lunes me habla murmurando, me llaman todos aquellos lugares donde supe robarte un beso.
Laberinto de laberintos, réquiem de espacios sin esas letras, poemas sin sentido en los estrafalarios, umbrales y pequeñeces que eran enormes ante tus hermosos ojos...
Como poder encerrar en un vaso de alcohol a todas nuestras ilusiones y esperanzas?
Todas las noches que pasé sin tu luz me enseñaron que toda alegría, toda felicidad deja pertrechos de melancolía y un dolor dulce.
Ya no soporto a los solares, lo que me asusta y abruma, debe ser todo lo que no quiero revolver con las heridas!
Siempre habrá un damnificado en cada historia de amor que terminó de la peor manera... Cambian las condenas, sucumbe cada uno de mis dedos, ya nada ilumina a la ciudad... Esta vacía ya sin ti.
Tal vez fui un monstruo que podía elevarse, sin quehaceres ni mañanas, ahora que resulta imposible interpretar a la esquizofrenia, todo se aleja y se asemeja a un simulacro estupefacto, a una vida ajena, a un respaldo de agonía, a un ropaje extremadamente insano, a algo tangible y errático.
Y como poder volver a estremecerse?
Es que me miro demasiado tiempo en los malditos espejos!
Demasiadas tardes sin tu piel me apuñalan sin cesar, puliendo cada gota de arrepentimiento...
Nostalgia indescriptible.
Se estrujan mis venas.
Laberintos de vida descritas en piedras.
Te confieso que ya no hay canciones que consuelen a algún rincón de mi instinto de supervivencia, acumulando sentimientos de naufragio...
Como desaprender a mis reglas más profundas? Dispare a mansalva, extraje de mi epidermis toda satisfacción insípida, y aún duelen los recuerdos.
Tanta realidad golpeando mi rostro.
Es que nuestro paraíso se volvió desierto y austero.
Desgarros.
Devastación magistral en mi alma...
Pasan años y las cosas que antes importaban, pierden su valor. Sin embargo, de repente, aparece alguien en tu vida y desabrocha a todos tus laberintos de heridas del pasado, hace que ni el paso del tiempo consiga que te pese vivir...
Y, aunque hace tiempo que te perdí, jamás dejé de amarte... Porque das razones, porque simplemente, siempre serás tú.
Busco tu retrato en cada rincón de mi cuarto, y con él entre mis manos, trato de reconciliarme con el recuerdo... Así, las penas me dejan en paz por un tiempo.

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora