Viviendo en un espejismo.

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Ya no distingo entre la salvación y el destierro. Tengo tanta suerte que si quisiera colgarme, y así terminar con esta absurda vida, la soga se rompería o se vendría abajo la viga. Y creo que a estas alturas soy bastante más cobarde como para intentarlo...
Ya ves, el azar suele ser neutral.
Y quien me puede decir que no estoy entre las cuerdas? Quisiera borrar mi propio rastro...
Sin arrepentimientos.
Déjame decirte que tengo muchas moralejas acumuladas.
Porvenir y suciedad, imbeciles señalados, poder y jaulas, reportes y festines. Viviendo en un maldito espejismo!
El mundo está en jaque y poco me importa ya.
Ansias que se apoderan de mí, y es demasiado difícil volver a creer... Esperar por falsas ilusiones, intentar cambiar lo putrefacto, llorar por aquellos que no están, olvidar lo que hubiera sido y no fue!
Un poco más mareado que de costumbre, voy buscando en la oscuridad alguna que otra promesa que me regalaste, para así poder aferrarme de ella y no perecer...
Bienvenido nuevamente a mi soledad! Quizás esta vez no sea tan promiscua y me deje terminar tranquilo...
Ojalá tuviera un segundo más para poder entenderte.
Todo lo construido se derrumba en mi cabeza, y tal vez es lo que merezco por tantos errores.
Daría todo por tener una última vista de tu mirada, de esos ojos gigantes y hermosos, para llevarme ese recuerdo en el alma.
Me duele saber que otro soñará en tu almohada, que podrá decirte que te ama como yo lo hice una vez, que podrá recorrer tu piel, esa piel de la cual yo era soberano...
No sé si es un buen día para morir, pero estoy cansado de vivir en un espejismo.
Ojalá pudiera hacer que regreses, que veas que está vez la depresión me está consumiendo demasiado rápido...
Pero no se puede.
Empiezo a creer que la felicidad es solo una utopía, que nada vale el volver a luchar por lo correcto, que los cambios si no son reales, no existen... Quizás en el cielo aún estén los que esperan por mi.
Soy mi propio némesis, el cansancio aumenta, mil fallas quepan en un segundo...
Hegemonía del temor. Es que nunca te diste cuenta que vivía en un espejismo, con demasiados personajes a cuestas, con mitos y leyendas escribiendo mi lápida.
Tengo cero tolerancia a mis caídas. Sobreexposición, rigurosidad y abandonos.
Voces, carreteras nocturnas, sospechas sin certezas... Mutilado de cerebro, falsas historias, desvanece ese pacto.
Estoy más cuerdo que nunca, querido lector!
Himnos de amor que oí tantas veces hoy me parecen obras macabras de seres que jamás meditan y no poseen eternidad.
Y vuelvo a preguntar... Es un buen día para morir?
Solo sé que no quiero vivir más en este maldito espejismo!

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora