Te necesito.

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Estupefacientes, mentiras, dagas de destinos insuficientes y melancólicas lágrimas...
Nunca nadie será capaz de decirme en cuántos ríos de alcohol puedo ahogar todas las penas que pesan sobre mi.
Cuantos lobos con piel de cordero serán necesarios? Cuantas veces se me va a partir la vida en dos para que todo vuelva a su cauce?
Desesperación. Mapas que no llevan a ninguna parte específica.
Estoy preso de mis propias adicciones. No es algo nuevo, no es algo macabro, no siento que esté cautivo. Pero no estás...
Extraños siendo extraños, abrigos que no abrigan, pensamientos que estrujan.
Y si no es ahora? Y si nada vale la pena? Y si pudiera enmendar las cosas?
Que frío siento en mi alma desde que no estas... Mi reina bella y sensual.
Mi tiempo era y será siempre tuyo.
Cuantos ataques de pánico serán suficientes para que te apiades de mí?
Mi corazón está deshecho.
Mis lágrimas están al borde, mi cordura ya no siembra eufemismos, nada ni nadie puede arrancar esta puta mancha de mi maltrecho corazón...
Puedo ensuciar mi piel con sábanas ajenas, puedo maldecir al destino, puedo tratar de culpar a alguien más, pero la realidad es que ya no estás!
Mi presencia ya no tiene sentido.
Nunca fui capaz de cumplir con mis promesas, y aunque no lo creas, esos errores siempre me acompañarán.
Misión de estupidos egos que nada me pudieron brindar.
Solo, solo yo, solo yo fui quien se alejó.
Esa vida que intenté construir para nosotros solo fue un espejismo.
No acepto esta realidad, puedes entenderme? Puedes comprender lo que significa el amor que perdí? Entiendes que yo me entregué en completo?
Cruel libreto, cambió de la noche a la mañana. O fui yo el que escribió un nuevo desenlace?
Ojos abiertos.
Una y mil veces, en esta vida y en las siguientes, te amaré. Y, aunque hoy no estés a mi lado, sigues siendo mi elección más acertada.
Mareado, en mi habitación, luchando contra estos ataques de pánico recurrentes, lo primero que puedo observar es tus consejos, tus palabras, ese rostro lacrado por dioses, aquellos besos que me hacían recordar que estaba vivo, el néctar suave de tus labios, tu cabello sedoso, tu piel aromada por las brisas de septiembre...
Me haces demasiada falta!
Perdones sin perdón. Jueces y señorías acusadores. Amargas verdades...
Aún recuerdo aquella primera vez que te vi, con esa mirada de tristeza y fortaleza absoluta, con los ojos más hermosos que pude admirar, con ese primer beso que me hizo sentir que jamás podría separarme de ti.
Pasamos mil situaciones, pero siempre triunfaba el amor.
Ojalá me alcance la vida para demostrarte que no todo fue malo.
Depresiones. Te necesito...
En la distancia, aún no puedo vivir sin ti, sabes?
Intenté arrancarte de mis destinos y no pude, vivir sin tu amor ya no es vivir!
Casi un año de no vernos. Y aun no puedo perdonarme ante el dolor, el maldito dolor de tu ausencia...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora