Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)

Perdón.

Perdón, te pido perdón por todo.
Perdón por no saber aprovechar cada instante a tu lado. Por no poder atesorar cada instante en el cual tu mirada se llenaba de amor hacia mí.
Por no poder contenerte cuando estabas mal, cuando por orgullo o chiquilinadas buscaba pelear, por no darte mis brazos cuando más lo necesitabas...
Por la violencia. Por ser un idiota. Por mis depresiones que jamás mereciste.
Por perderte... Por perdernos!
Te pido perdón por las promesas no cumplidas, por las traiciones, por no escucharte.
Por mis delirios, por mis giros, por mis aires de grandeza, por creer que no hacia falta conquistarte todos los días...
Por no hacerte sentir especial y la mujer más hermosa del mundo!
Por los gritos y decepciones...
Por todas las oportunidades que no supe aprovechar por mi maldita inmadurez...
Perdón por arruinar tu vida.
Por esta carta que quizás nunca leas, por la crudeza, por las palabras que dije y las que callé, por no hacer lo suficiente para que no te alejaras de mi...
Perdón por ser tantas veces un farsante sin gloria.
Por rendirme...
Por no besar tu piel a cada instante, por mi inseguridad, por mis actos estúpidos, por no hacerte reír lo suficiente... Perdón por dolerte tanto!
Perdón por tan poca dulzura, por romper nuestras ilusiones, por no ver que también eras frágil...
Perdón por conocer la peor versión de mi.
Dicen por ahí que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde... Y es una gran verdad.
Perdón, perdón, perdón...
Nunca te podré olvidar. Y siempre serás el amor de mi vida... Aunque pasen milenios, siempre lo serás!
Ojalá pudiera remediar algo de todo el daño...
Pero lo sé, ya es demasiado tarde.