Al filo del tiempo.

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Como poder intensificar estas raudas y novatas ganas de invertir paciencia en lo que ya no vale nada?
O sea, vi a mi corazón crecer creyendo en promesas rotas, pero sigo aquí. Y él también...
Quisiera averiguar si aún tengo algún tipo de valor. Huir de la monótona ciudad y sus incontables sobras.
Es que quizás ese mismo fuego que quema sea el que nos ilumine, sabes?
Debo tener demasiado estigmatizado el don de poeta sangrante, pero eso es lo de menos en esta historia.
Todas las disculpas posibles no alcanzan mayormente.
Más cuando el filo del tiempo comienza a hacer estragos en tu mente, en la piel y en el carácter...
Me siento viejo? Tal vez.
Estoy herido? Más de lo que crees.
Tengo fe? No creo que sería coherente llamarlo así, pero perdí todo tipo de esperanzas hace muchísimos años...
Las circunstancias pueden ser trágicas, pero quizás el mensaje pueda llegar más allá.
Hay veces que es y no es... ese maldito imperio de suciedad y defraudaciones que acumulé ante tantas y tantas situaciones de mierda se vuelve dulce.
La autodestrucción puede ser una secta sin retorno, pero supongo que no soy el único inmerso en ella.
Es que todo ese dolor, inerme y tórrido, sádico y lírico, esa terrible invitación a las laceraciones se vuelve moneda corriente en las horas de pensamientos solitarios...
Es un estatus semitransparente, como una sincronización casi perfecta y ecuánime de todos los sedentarios que viste pasar por tu ventana.
Más y más palabras que brillan oscuramente.
Te sientes desmoronado? Eso sería sacar un cálculo macabro y deshonesto desde el borde de mi propio existir!
Quizás soy demasiado pretencioso, pero veo agotarse las horas... al filo del tiempo y esa sombra funesta.
Tal vez estoy cansado de lo suburbano, de cobijas extrañas y de sonrisas que ocultan sus verdaderas intenciones.
Es una asfixiante conformidad sobre lo ajeno y lo familiar, como si un jardín seco se hallara en mi camino hacia el purgatorio.
Es más que explícito. Lo único de valor que tenemos es el tiempo!
No soy de jactarme por triunfos que no poseo, pero algún día tuve el poder de destrucción que nadie soñó. Creas o no, jamás lo usé a mi favor.
Acepté el papel de amante y de psicólogo, de hermano mayor y de pulcro, de consejero parlanchin y de madurez pedernal. Pero es no tiene importancia justo ahora.
Somos más que simples baladas explosivas. Somos más que nuevas historias de anti-amor descritas por un par de perdedores. Somos mucho más que un llanto a la nada.
No creo que haya posteridad. Más sabiendo que esos seres extraños a los que llamamos conciencias nunca nos dan un ápice de ventaja.
Tal vez solo poseemos nostalgias prestadas. O algún fandango de madrugada, quien sabe.
Creo que llegó el momento de perdonar a la persona en la que te estás convirtiendo. No amerita esa conclusión en mi vida, pero es posible que lo tome en cuenta más adelante.
Pedir disculpas no es una sátira.
Tendencias.
Vanguardias sobre información.
Mientras intentamos sobreponernos a esas malditas malas influencias vamos pisando fondo en puntas de pie. Sin embargo, no dudamos de que no podemos caer más bajo.
Esa es la extraña costura de un dolor genuino y autóctono.
Sabiduría convencional.
Ingenuidad de quien está dando sus primeros pasos en esta mediocre existencia.
Y si, tengo muchos sollozos reprimidos!
No encajar también es una manera de vivir, deberías tomar nota de ello.
Largas y tristes noches de insomnio...
Creo que fue un final apropiado desde el comienzo mismo.
Perdonar a la persona en que te estas convirtiendo puede ser una solución platónica, pero también un canto fúnebre de ruptura.
Al filo del tiempo... los hábitos químicos se extienden.
Y creo que ya no existe salvación para mi alma ultrajada...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora