Cien días sin ella.

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Quizás todo pertenece a un sueño del destino, sin retorno vamos tratando de encontrar ese arcoíris infinito... Quien puede controlar al verano y sus tormentas? En sus ojos apagados, había un refugio donde el castigo no tenía límites simultáneos, donde el valor tenía un precio, donde lo complicado y lo simple tenían respeto, donde la eternidad no sabía a ausencia.
Quien está a la altura? Carente de todo... Grilletes que no se hacen cargo de mis oscuridades, piensan que ya hay muchas huellas para borrar.
Huracán, telarañas, prisiones inertes... Y algo más que enormes pequeñeces abiertas!
Suave e insulso néctar, simulacro de fe prolongada entre sangrantes heridas y aires difíciles de respirar.
Demasiadas fugas, cuenta el papiro que la lluvia intenta llevarse los recuerdos y los deseos.
Cien días sin ella... Máscaras desnudas.
El silencio no es todo, créeme! Este es un juego tan real, y todo se torna muy difícil cuando gotea el desencanto por las mejillas.
Hace tiempo, mucho tiempo, hace cien días! Ojalá alguien pudiera comerse este dolor...
Anótalo. Antaño. Estrecho... Momentos de recuerdos y palabras atrevidas, cambios de subsistencia, siempre en el mismo rincón... Llorando, buscando reciprocidad, pirómano ansioso... Tal vez, todo es mejor o peor, pero la situación es la misma, misma...
Besos prolongados, verdades de mentira, se admiten apuestas!
Divagar.
Las distancias son gigantes, pasan muy rápido las horas, y me quedaron tantas cosas por decir. Será que es muy imposible escapar de mi abstención?
Cien días, escapando a la polución. Buscando abrigo.
Acompañado por una noche gris y fría, quiero gritar tu nombre y no me sale la voz...
Es que ella siempre estaba bañada de crepúsculos, de matices adorados por transeúntes esquizofrénicos, de estrellas que guían senderos.
Esas mismas estrellas son las que observo, sintiéndome afortunado de poder estar bajo las mismas que quizás tú estarás mirando ahora...
Y si, nadie puede decirme cuánto cuesta el orgullo!
Alguna vez fui una gran parte de ella, y hoy junto mis pedazos intentando reconstruir un poco de este rompecabezas interno, absorbiendo los instantes que me hacen volver a la nostalgia...
Los días sin ti son así, sin remedio, a todo o morir lentamente.
No quiero esta soledad!!!
Sin rumbo perpetuo, sintiendo que la locura no tiene maestro, intentando domar a los caballos de la exaltación, la rutina hace sombras chinas en mis pupilas... Actitud, sin disfrutes ni sospechas, sobre el cadáver de tu melancolía.
Quisiera no pensar tanto en ti...
Es que no hay retorno a la conciencia, tras el desvarío del amor prolongado... Quisiera no tener que pasar más de un segundo sin ti. Pero todo está muy atascado en mi mente.
Cordura de fosas comunes, cosido a melodías insufribles e insuficientes... Cien días sin ella. Y algo más que buenas intenciones.
Agrio es el sabor de esas noches donde se hace más fuerte el abandono. Y me estorba la memoria.
Fugitivo, amasando el oleaje, se rompen mis venas... Cual es el punto donde coinciden las evidencias, lo cotidiano y tu belleza?
Fortunas de infortunio.
Furias... Brasas de una constelación insípida, algo que no me ha consentido lo suficiente, cien días sin ella y mis plasmas estallan.
Más anciano que ayer... Los astros están más lejos ahora, voces que siento como mías se entierran en mi cuerpo, me hacen empezar despacio a buscar aliento entre mis huesos.
Arresto de hipocresía en tridente.
Es que de antaño sabemos que no hay lugar donde quepa tanta paciencia, que el sarcasmo no es la vía correcta, que tenemos algo más que altares de sacrificio entre la piel.
Trato de buscar reposo en mi historia personal, y se me hace inmenso el pensar que estuve cien días sin ella... Días, solo días... Dichos.
Supuestamente no somos dueños del cielo ni de lo que hay bajo él. Y donde queda la visión de nuestras almas?
Me pierdo entre dos horóscopos y las mentiras de mis libros, intento sembrar ruidos que apaguen mis llantos, y los pecados no son tan ciertos como parecen.
Es que la ingenuidad me absuelve!
Tanto me equivoqué? Trastos inútiles de mis decisiones equivocadas...
Este es mi sitio, está es mi espina, este es mi rumor obsoleto... Este es mi funeral deseado.
Y no puedo más...
Cien días sin ella. Visiones de pecados, conozco el camino de retorno, a la locura del testigo y los insomnios que llevan tu nombre...
Quisiera no vivir un segundo más sin ti. Cien días, cien días donde me voy apagando lentamente...
Idiomas de signos sin sentido, no siempre entiendo que sucede conmigo, en este intervalo de tiempo.
Cuenta la leyenda que no hay nada de sinsabores en el amor bien vivido...
Disturbios. Avalanchas!
Lo no perdonado.
Resistencia... No me queda más que un mar de percances, sentencias previas y deslices de impulsos íntegros.
Cien días sin ella, palabras sin consistencia, dichos paralelos a toda máquina, víctimas de victimarios exponenciales...
Cien días sin ella. Vaciamiento. Confusión. Agonizar...
Y no quiero pasar un segundo más sin ti... Delirios de un ciego con la mirada abierta, no puedo hacer mas nada que hacerte protagonista de mis poemas... Con el dolor de la devastación y mi pérdida.
Predicando que todo está perdido entre nosotros...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora