Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)

Gualicho.

Rejas. Mediocridad. Crea suspicacias con puntaje bajo...
Presagios sin guión... Mala señal de suertudos que vieron más allá de sus señales incrédulas.
Dicen por ahí que la oscuridad es falta de luz... Pero que carajos es la cordura? Puedes darme explicaciones crédulas?
Es que siempre llenas tu cerebro de danesas, carcajadas y renacidos del Apocalipsis.
Llevas algo más que un golpe de gracia en los pies.
Vas a mostrar melodrama?
Sientes a tu depresión cada vez más hermosa en esta noche...
Siente que su oportunidad explota. Cede, muerde los labios, hiere a quien ama y se siente terrible.
Anota un par de puntos en el azar, toma un sorbo, juega a ser actor de su propia historia, vagabundeando entre sus desafinaciones, juntando malas intenciones, apura esas ofertas de inquietud y fiebre.
Y sonríe. Aunque no lo creas.
Menea la lengua, postal de perfección y perdición, atascado en similitudes de tabaco y maniquíes sin aparente sospecha.
Cree llevar el tesoro de los condenados a sus espaldas, y no es tan factible verlo mezclado entre ruidos raros... Allí es parte.
Parte de todo y de nada. De nada y de todo a la vez.
Ya no tacha calendarios, aprendió a perder todos los juegos, invade suculentos atracones de verdades un poquito más normales.
Domina, asemeja, minutos de viajes vaticilantes y resacas cortas.
No se abrócha el cinturón, devorado y prescrito ante demasiados resurrecciones.
Resurgió voraz y cabizbajo, añorando y acechando extremas cachetadas sin migas ni despedidas. Colgado, abrumado, escapa tras un no sé qué. Gualichos que debemos resarcir. Tareas dulces, apretadas en algún almanaque sin sentido, mientras suena algún tango y se asemeja a su triste realidad...
Suelta el agua bendita!
Deseas algún nuevo round?
Ceguera sin sal. Extremista y sumiso, full siniestro en postura.
Somos ciudad. Somos crédulos. Somos lo que queremos ser en nuestra propia mentira.
Y no pienses que no estudio cada palabra, no es así!
Simplemente mi mente no da tregua. Y, aunque no quiera, todo mata y fortalece, como si fuera rey y cordero, como un vegetariano arengando a un caníbal, como si solamente pudiera inciendiarme en mi propio Coliseo.
Solo deséame que cuando ese maldito fuego sea inmenso, yo esté allí, bailando a pesar de las llamas, en medio... Para que sientas que son invencible!