Prisiones.

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Un par de horas en un bar me hicieron recordar toda la mierda y la miseria que viví durante mucho tiempo... Es que jamás merecí tal persecución!
Irme, quedarme, curarme... Quien puede alquilarme un sueño? Quien puede sobrevivir a esta sofocación?
Pensamiento celestial, aliento bestial, excremento sobrehumano... Simple, así simple, sin más miramientos sobrenaturales!
Anarcotizado...
Desafinado, desafiliado de algo que jamás entenderé... Es que mis guerras son mías, y nadie debe luchar en ellas. Más enjaulado que de costumbre, lleno mis pulmones de insultos hacia nadie, y que te puedo decir? Nadie es feliz del todo, lamentablemente.
Es que no puedo abandonar a ese viejo estilo de depresión... No quiero soltar, y eso lleva a esfumarse lentamente...
Quien puede creer en esa burla que empieza con "había una vez".
Quisiera que alguien me venda algún milagro, aunque le cueste más de lo supuesto.
Que puedo ofrecer? Que puedes esperar de mi?
Es que ya sabes, no me encantan mis prisiones...
Letal. Curioso, puntilloso, energúmeno, reo de mi mente.
Quizás, y solo quizás, no sea fundamentado lo que digo. Pero te juro que poco me importa a estas malditas alturas!
Vaivenes oscuros se cruzan en mi mente cada vez que puedo conciliar el sueño... Sintiendo que ya no soy el rey de mi jungla, saco a relucir mis tatuajes, mis cicatrices y mis cruces. Es que no puedo recordar nada más que esas fechorías de hombre apagado y sin un mañana cierto.
Amuletos derivados, un bolsillo roto y mucha melancolía por lo perdido... Así camino, y ya no puedo prometer más.
Camino... Mi oráculo tiene un orzuelo, y no puedo culpar a nadie. No sin antes sangrar!
Juzgado, condenado y sometido por mis ilusiones enloquecidas.
Ya no puedo controlar a los monstruos hostiles que habitan en mi, y que gritan siempre lo mismo... Me empujan, me limitan, hielan mi sangre...
Los mismos de siempre... Viejos fantasmas.
Espero que estén ahí y lloren lo suficiente cuando ya esté mirando crecer las flores desde dos metros debajo de la tierra...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora