Moribundo y solitario.

5 0 0
                                    

Sucede que a veces, el velo del silencio nos trunca la voz, y las palabras se estancan en el esófago. Sólo resuenan en la mente, y más ahogados que de costumbre debemos incriminar a aquellos damnificados procaces de turno.
Todo se vuelve verdad, todo se transforma en pergaminos insulsos, todo corazón se vuelve de metal.
Tanto debemos soportar?
Nuestra batería interna se agota a cuenta gotas, en el zaguán ya no estallan las risas, todo es confusión y melancolía...
Moribundo. Moribundo y solitario. Al menos, eso es lo que me muestra la realidad.
Tal vez las buenas intenciones no alcanzan, sabes?
Así, aterrado y con el pulso a mil me escondo tras un vaso de alcohol y mil lágrimas...
Encerrado en una ciudad enorme, no encuentro hacia donde escapar!
Cuanto de maldiciones y de interrogantes llevamos en la punta de la lengua?
Principio y fin, infinito. Creo que no es lo que esperaba, pero no está tan mal.
Ojos que no brindan miradas. Rostros vacíos por la suerte estúpida y macabra.
Así, la muerte se transforma en un viejo amigo que sensiblemente te da un consejo. Bueno, malo, quien sabe.
Habitaciones ajenas, puertas entreabiertas, pasos que no me animo a dar, búsquedas sin sentido. Toda respuesta lleva las mismas palabras...
Cuanta más oscuridad podemos tragar?
Quizás sé demasiado de versos y prosas, pero de la vida no aprendí nada. Para que amar, si el tiempo te arrebata todo aquello que deseabas?
Solitario y moribundo, y viceversa. Lugares de piedra y recuerdos que te muestran que todo es una maldita perdida de tiempo!
Nadie valora. Cuerpos extraños...
Corro, corro fuerte y grito un quimera a la nada. Esperando que las letras del otro lado me den paz.
Más cansado que ayer, pero menos que el día de mañana. Aunque hace mucho tiempo que espero que el mañana jamás llegue...
Quien tiene la solución? Como puedes evaluar las acciones de capacitación que tiene tu alma, si ella ya murió hace rato?
Desorden y caos. En las palmas de las manos!
Nada quedará, eso puedo asegurarlo.
A veces me enriedo en absurdas discusiones con mi corazón, y las dedicatorias tienen nombres que ya poco importan.
Vuelvo a caminar, siguiendo espejismos. Creo que así es más fácil, verdad?
Los delirios de una mente herida, deambulando en la sombra, pidiendo que todo acabe. Hablar ya no sirve.
Y no, jamás estuve a salvo sabiendo que mi cabeza aún está activa.
Aprendí a perder, no puedo negarlo. Aceptado. Esperaba que todo sea distinto, pero jamás de los jamases tuve el camino a mi favor...
Materia sobre materia, ocupamos y usamos lugares que serán reemplazados.
Hay otro mundo posible? Lo dudo.
Este ya es demasiado putrefacto con un don nadie como yo...
Me robaron la luz, derrumbaron mis paredes, descuartizaron a mi conciencia!
Tal vez quiero estar enfermo de amnesia. Y no tanto de ansiedad...
Mi triste memoria siempre me recuerda que solo soy un prisionero de mis propias desgracias. Todas aquellas que provoqué. Perdí, y quizás no duele tanto el negar que no cumpliré esos mandatos.
Exaltando penas, mis sueños se congelan... y sigo paralizado.
Ignora mi llanto, ya no espero un poco de humanidad de nadie. Solo espero que el coraje inunde a mi ser para poder acabar con este amargo sufrimiento...
Moribundo y solitario. Solitario y moribundo... encadeno nostalgias con la tímida esperanza de que el mañana no llegue! O que, al menos, para mi no haya un nuevo despertar...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora