Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)

Ciego, sordo y mudo.

Hoy aquí, brindo por tu recuerdo y me estrello en su piel, emociones vanas y un mensaje que no llegará.
Me volví un experto en desamores, y seguramente hay más de un alma buscando paz, libertinajes sin esencias, sistemas truncos de trágicas muertes en nombre de infinitos sentimientos que atraen paradojas insaciables.
La vida es muy eterna en ese segundo, arte de sometimiento sin estandartes. Banderas blancas de libertad, oscuridad y deshielo, renombradas en un epitafio sin sustento que ya venía marcado con el nacimiento.
Lamentos de viejas heridas, llegamos a la meta sin demasiado esfuerzo, lenguaje del inconcebible inconsciente... Modestos gestos incomprensibles.
Incongruentes y benditos, de pronto sentimos que estallan nuestras venas... Y es una vertiginosa sensación!
Comparaciones incomparables. Es que nuestros juicios nos dan muchos nudos de sangre, vigía paralizador de motor y miedo... Ciego, sordo y mudo, una y mil veces pudo mutar y no lo hizo.
Acorralado en momentos que se niega a soltar...
Focaliza y completa la memoria, y fue entonces cuando se hizo conciencia y ya sintió a sus hombros más livianos... Virtud de crecer, entiendes? Elije ver la luz!
Llanto sin consuelo, rigidez de miedos, impulsos de un cruento dejavu, juzgado de antemano.
Es que lo que no se ve es lo que realmente duele.
Partituras de prácticas sin escalas, alas que no permiten aterrizar en la realidad, crear nuevos ecosistemas, ya perdió la constancia de esos instantes de oportunismo a cuentagotas.
Falacias... Desgracia.
Sueña con brujerías, su faringe se ahoga, va por la vida con mucha desesperación innata.
Icónico suspiro que no tiene valor!
El tiempo cura todo? Deberías ver que el pasado ya está escrito y el mañana ya es tarde.
Tengo tanto que contar, el olvido no me sienta bien... Es que esa barricada ya pude sortear, más ateo que nunca, soy el portavoz de equivocaciones febriles.
Quien tiene el corazón entero?
Sigo bebiendo por tu recuerdo, ya no se hacen presentes ante mi las suertes de vidas ajenas...
Y en cada atasco grito tu nombre.