Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)

Al borde de todo.

Siempre me pregunté con que mano iríamos cargando la sabiduría que construimos, y en que punto podremos derribar esos muros que fuimos edificando entre ideales erróneos e himnos desesperados.
Es que somos seres creados para la adoración... y suelen, a veces, irse y no regresar...
Demasiadas banderas blancas flamearon en mi pecho, y es que si, todo estertor renace y muere en cada olvido.
Me dejo ir, te dejo ir, lo absurdo también puede imponer límites!
Hasta que punto tendremos de sobrevivir a estas extrañas sensaciones frías?
Más y más de la misma nada.
Cuantos favores deberé cobrarme?
Me recluyo en mi interior, de cara al dolor humeante, y finjo que puedo ver sin mirar.
Continuar, continuar... sin conocer el control de los estigmas!
Extraño e indefenso, lucho contra mi mismo y los demonios que se encuentran encastrados en mi conciencia.
No soy dos veces en la vida, pero si sé que se esconden muchas mentes saturadas en mi alma. Como si nada concluyera pero que a su vez vive en el principio una y otra vez...
Nada bueno podemos sacar ahora.
Es que todos somos culpables de algo, esa voz en nuestro interior nos acribilla y la esencia queda marcada por todas aquellas decisiones equivocadas.
Me voy ahorcando y sosteniendo, siempre al borde de todo.
Es que no entiendes, sangrar una y otra vez fue mi elección!
La magia reside en todos los duelos que podemos soportar. Últimamente, viví muchos a la vez...
Tan sólo y no tan sólo.
Si pudiera encontrar mi intención. Difuminar esas visiones cortas y a distancia uniforme. Creo que tengo mucho que decir...
El miedo que corrompe antes de la caída se volvió muy notorio en esos días donde se nos estalla el infierno. Van cayendo las sombras, siempre al borde de todo. Y no es una nueva guía, no te confundas. Es todo aquello que no está al alcance!
Deberé mantenerme en silencio y guardar mi misericordia.
Todos mis sentimientos se estrujan en mis sienes, aprietan mi cráneo como intentando salir al exterior. Juegan y juegan, a mantenerme vivo y cauto lo suficiente como para torturarme sin piedad.
Llorar y reír no suelen ser antagonismos.
En que momento dejamos que estos engaños malignos sean nuestra perdición? Porque tuvo que ser así?
Más y más de la nada.
Culpamos, odiamos, revanchistas de cartón...
Así, vamos viviendo de rodillas. Abrazando esas atmósferas pestilentes, esos caminos espinosos y mugrientos.
Resignar las opiniones, implosionar en las mismas costumbres y divagar ajenos a la ausencia...
Más y más de la nada misma... siempre al borde de todo.
Quizás, algún día podamos arrepentirnos!