59.

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Siempre es el momento.

—Estuve pensando mucho en nosotros... —suelto por fin después de estar pensando en como carajo decirlo en voz alta. 

Me siento en la cama nervioso, esperando que ella preste completa atención a lo que le digo.

Jade cierra la puerta de su habitación cuidando no hacer ruido y voltea a mirarme. Su carita que segundos atrás lucia completamente cargada de confianza en este momento reflejaba algo de duda. 

—¿Esta todo bien?

Se acerca a mi despacio como si tuviera algo de miedo.

—Todo está demasiado bien —sonrío tomándola de la cadera atrayéndola hacia mi—, por eso quiero hablar contigo.

Siento como su cuerpo se relaja y apoyo mi barbilla en su abdomen mirándola a los ojos. Jade lleva una mano a mi cabello y comienza a acariciarlo.

—Dime...

—Bien, lo haré —suspiro—, pero tenme paciencia, me cuesta hacerlo, no soy muy bueno con estas cosas y yo—

—Me estas poniendo nerviosa James, ya dime —interrumpe.

Asiento.

—Tuve una conversación con Elizabeth y...

—¿Y eso que tiene que ver conmigo?

—Hablamos de ti, sobre...

—¿Sobre qué? ¿Ella esta enojada conmigo, verdad? Lo se, me he portado mal con ella este último tiempo, merece una disculpa...

Rodeo los ojos, la niña esta más ansiosa que yo, ya me ha interrumpido tres veces y parece no tener la intención de dejarme hablar.

Tomo a Jade de su mano y tiro de ella haciéndola sentar sobre mi, con una de mis manos tapo su boca para obligarla a callar. 

Ella arruga su entrecejo sin entender.

—No solo hablamos de ti si no también de mi. De nosotros... —me corrijo.

Jade abre sus ojos pero no quito mis manos de su boca, si la niña habla jamás terminaré de decirle lo que quiero.

—Si, Elizabeth sabe sobre nosotros —confirmo lo que está pensando y ella abre sus ojos aún mas. Puedo notar sus mejillas rojas—. Tranquila, lo ha tomado bien.

Un "¿Enserio?" casi inentendible sale de su boca bajo mi mano.

Sonrío.

—Si y me ha echo pensar muchas cosas.

Jade baja mi mano lentamente y esta vez se queda en silencio esperando que hable.

Tomo aire.

—Quiero hacer las cosas bien contigo. Quiero pedirle permiso a tu padre para que estés conmigo.

Jade muerde su labio inferior sin decir nada. Eso me hace poner más nervioso e inseguro de lo que debería.

—¿Contigo? —musita y siento como sus manitos tiemblan.

La cara me duele de tanto sonreír. Ella esta siendo mejor de lo que hubiese deseado nunca.

—Conmigo.

—Creí que dijiste que no íbamos a comportarnos de esa manera.

—Dije muchas cosas estúpidas desde que nos conocimos pero ¿quieres saber la verdad?

Jade asiente como una niñita pequeña con los ojitos brillosos y enormes.

—Tengo miedo —admito en voz baja, como si fuera un secreto entre nosotros dos—. Tengo miedo de no merecer la forma en que me miras. No quiero arruinar esto como hago con todo. Contigo no necesito recordar todos mis problemas, siento que están resueltos. 

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora