Amigos para que los quiero.
—Entonces... ¿Me dejarás pasar o no? —pregunta tendiendome las flores que traía con él.
Me recargo en el marco de la puerta y alzó las cejas mirándolo desinteresado.
—¿Qué es exactamente lo que piensas lograr con eso? —señalo con la barbilla el ramo.
Evan se encoge de hombros y se aplasta las flores contra el pecho vencido.
—¿Qué, no te ha gustado que te traiga flores? Lo ví en una película —contesta inocente—, después de eso los protagonistas se perdonaban y tenían sexo.
Amago a cerrar la puerta pero él lo evita con su brazo y entra igual, en realidad no he puesto mucha fuerza para evitar que entre, estoy demasiado desganado como para discutir sin sentido.
—Ya James, te extraño, tú sabes que estar lejos de ti me pone algo gay.
Le doy la espalda esperando que no vea que me ha hecho reír, camino hasta el sofá y me dejó caer.
Evan tira las flores sobre la mesa y deja una bolsa su lado, ni siquiera había notado que la traía con él.
—¿No me dirás qué me extrañas también?
Niego divertido y el voltea los ojos.
—Mi madre insistió que te traiga comida —dice y se sienta a mi lado. Supongo que habla de la bolsa que ha dejado sobre la mesa.
—Dale las gracias de mi parte.
Evan se queda quieto observando, a mi y a todo nuestro alrededor. Lo que me hace preguntarme ¿Cómo consiguió donde estaba quedando? No recuerdo haber compartido esa información con nadie, ni siquiera con mi madre.
—¿Por qué traes esa cara de mierda? —suelta de pronto. Trato de ignorarlo quitándole importancia pero el no se detiene— Pensé que quizás era porque te hago mucha falta pero me has dejado en claro que no así que...
—No es por nada —miento y me maldigo por no tener una televisión para no tener que prestarle atención.
—¿Tus hermanos? —indaga y lo miró con mi peor cara. Evan aclara la garganta y desvía la mirada corrigiendo— ¿Jason y Jordan?
—No.
—¿Tu madre?
Niego.
—¿Jade?
No contesto, no tengo ganas de hacerlo.
Ni siquiera quiero hablar sobre ella.—No pensé que lo de la niña era tan en serio —murmura.
Froto mi cara con ambas manos con fuerza, Evan me mira sorprendido supongo que por la violencia de mi acción.
—Joder Evan ¿De que mierda estas hablando? no puede ser que hace cinco minutos has entrado y ya me has fastidiado todo lo que resta de la semana.
El chasquea la lengua ante mi frustración.
—Que mal genio traes ¿Es por que no tienes sexo?
Alzo las cejas sin poder creerlo. ¿Es que es lo único que tiene en la mente?
—Le di al clavo —dice convencido logrando que quiera arrancarme las orejas para no oírlo más.
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El color de la inocencia
DiversosJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...