Friego mis ojos con fastidio. Me he tenido que alejar del maldito grupo o la vena de mi cuello iba a explotar.
Aquí dentro ya hace muchísimo calor y debo admitir que desde hace veinte minutos que me he apoyado en una parte de la barandilla a unos metros de ellos, que estoy mirando con ganas la puerta de salida.
—¿Quieres?
Volteo levemente encontrándome el rostro enrojecido de una castaña casi tan alta como yo que está teniendome una cerveza.
Alzo mis cejas un poco sorprendido por su imagen. Pantalones negros engomados, borcegos y playera gris de banda de rock... no he visto muchas chicas lucir así dentro de un antro como este.—No bebo.
—Tampoco yo, pero de alguna forma debo pasarla bien aquí dentro ¿o no?
Me río por su comentario acompañado de su cara de disgusto.
—¿A ti tampoco te va mucho esto?
La castaña arruga su nariz en una mueca desagradable.
—Me parece desgastante, pero se trata de apoyo familiar.
—¿Ah sí?
Ella asiente. Podría preguntarle si su parentesco es con los hermanos pero la verdad es que no me importa.
—Megara —dice acercándose para que la escuche.
—Es un nombre especial —sonrío. De verdad me gustó—. Soy James.
Megara estrecha su mano con la mía y alza su bebida antes de beber el resto.
—¿Quieres ver lo único bueno que me ha pasado en la noche?
No puedo evitar reír ante sus expresiones exhaustas, parece de verdad no querer estar aquí.
—Por supuesto.
Megara lleva la mano hacia atrás y saca del borde de su pantalón una pistola de plástico color celeste. Me apunta con ella y comienza a reír. Cuando aprieta el gatillo de juguete, de la punta salen burbujas disparadas.
—Me siento muy mal ahora por no tener una de esas —ironizo divertido.
Ella se encoge de hombros y me la tiende.
—Es bastante triste que esto sea lo mejor de tu noche —comento mirando el juguete. Aprieto su botón y una lluvia de burbujas caen en ella.
—Y con esa cara de mierda que traes ¿qué ha sido lo mejor de la tuya? —refuta.
Suspiró y recargo mis codos en la baranda mirando hacia el vip. Megara hace lo mismo.
—Me ganaste.
Los dos nos quedamos en silencio mirando las carpas que separan la zona vip. Además de la que están usando los amigos de la niña, hay unas cuatro más en fila.
—Oye... —llama mi atención la castaña tirandome unas burbujas en la cara— ¿tienes novia?
Arrugo mi entrecejo negando.
¿A qué viene eso?—¿Y quién es la bonita que viene hacia ti con cara de asesina?
Ella me señala hacia el frente con la barbilla, obligandome a ver. Efectivamente, Ashley viene hacia nosotros.
—Ella es solo la hermana de mi amigo —le explico, pero cuando vuelvo a mirar a Ashley su boca se estampa con la mía de forma violenta y demandante sin dejar que me despegue fácilmente.
—¿Que estás haciendo? —la alejé molesto.
Megara silba mirando a Ashley y alza su botella de cerveza a mi.
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El color de la inocencia
RandomJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...