[Este capítulo será narrado en tercera persona]
Deuda de sangre.
La cabeza de la niña punzaba y todo a su alrededor se movía. Sentía náuseas, sensación de ahogo y presión en su pecho.
Apenas podía respirar en medio del llanto y oír a Clara decirle tantas cosas horribles no la dejaba pensar con claridad.—Que vergüenza siento de ti en este momento. Nunca pensé que terminaras siendo una desvergonzada —se sostuvo la frente mientras manejaba— ¿Cómo es posible que Elizabeth haya permitido que su hijo se acerque a ti de esa forma? No puedo creerlo. Uno jamás termina de conocer a las personas.
Jade sollozó. No podía calmar su pulso ni aunque lo intentara. No dejaba de pensar en James, en porque el no la estaba esperando afuera por ella.
Aunque sabía había sido lo mejor que no se topara con Clara otra vez, le dolía no haberlo encontrado detrás de la puerta.
James le daba seguridad, tranquilidad,
cosas que en este momento le faltaban demasiado.Por más que se lo preguntaba en su mente, no entendía porque su padre con la ayuda de el, no intentaron detener a Clara.
Aún no sacaba la cara de Edward de su mente. El pudo meterse, el pudo impedir esto y no lo hizo. ¿Será que al fin y al cabo ella no le importaba tanto?
—¡Ya, niña! —golpeó el volante haciendo sobresaltar a su hija—, ¡deja de llorar! ¡Me estás haciendo doler la cabeza, por dios!
Jade tapó su boca pero no pudo contenerse. Clara estaba más desquiciada y malvada que nunca y ella le tenía miedo, no podía ocultarlo.
Sin su padre, ni James a su lado se sentía insignificante.
—¡Te dije que pares! —gritó dando un volantazo que hizo golpearse a Jade contra la ventana—. ¡Yo no sé que libertades te ha dejado tomarte el irresponsable de Edward, pero se acabó! ¡¿Oíste?! ¡Desde ahora todo será diferente!
Tan solo de pensar como era su vida antes con su madre, la niña sintió desvanecerse.
No le entraba más tristeza en cuerpo y alma.—Te he preguntado si me oíste.
Jade limpio su rostro con las manos temblorosas. Clara había parado el carro en medio de la calle y la estaba mirando desde el asiento delantero con una rabia descomunal.
De no ser porque las puertas del auto estaban trabadas, ella se hubiese echado a correr lo más rápido que sus pies le permitieran.
Jade asintió.
Clara estiró su brazo y tomó una de sus manos con brusquedad, atrayendola hacia ella. Las uñas de la mujer se clavaron en su muñeca.
—Cuando pregunto algo quiero que me respondas.
Jade asintió y al instante se corrigió y hablo —S-si, entendí—dijo en un sollozo.
Su madre le soltó el brazo y arranco el auto nuevamente. Jade intento con todas sus fuerzas desconectar su cerebro y dejar de oír las cosas horribles que decía durante todo el camino, pero no lo logro.
Las palabras de Clara eran tan hirientes que se clavaban en ella como una daga.
—Arruinaste mi vida —soltó mirando al frente—, toda mi vida... Mi relación con tu padre... Mi matrimonio con Edward...
Jade se sintió ahogada.
—Espero que estés satisfecha —agregó antes de que el sonido de un celular la distrajera.
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El color de la inocencia
RandomJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...