Quédate.
Abrí mis ojos sintiendolos arder, acompañados de un dolor punzante que me atravesaba el cerebro.
Mi cuerpo esta adormecido y enredado con alguien que no tengo idea de quién es.
Me separé de esa persona para mirarla mejor.Mi sorpresa fue enorme al encontrarme a la pequeña dormida con su melena marrón alborotada y sus labios entreabiertos.
Arrugue la frente al entender la posición en la que habíamos dormido o más bien como había dormido yo. Con la cara hundida entre sus tetas sin que ella me corra.
Estiré mi cuerpo hasta despegarme un poco de ella, sacando mis manos de su cintura y colocándolas a sus lados recargandome en ellas. Observe como habíamos dormido y arrugué mi nariz incomodo.
¿Qué mierda estoy haciendo?
Quise salir de ahí antes de que despierte y me vea pero al alejarme un poco más ella tiroñeo de mi volviendo a acortar los centímetros que me había alejado.
Hundió su cabeza en mi cuello y me abrazo pegándome a ella.
—Quedate —dijo y puedo asegurar que está dormida. Jamás me pediría tal cosa despierta.
Negué sintiéndome un crío al tener ganas de besarla solo por esa maldita e insignificante acción.
Su respiración en mi cuello provocaba cosquilleos en mi cuerpo que no estaba listo para experimentar tan temprano.
Me agrada tenerla así, tan cerca de mi.
Me causaban indescriptibles sensaciones al despertar a su lado, sensaciones que no debería sentir. No debería acostumbrarme a sentir su tacto en mi piel.Ya me había pasado antes... cuando desperté casi desnudo en mi habitación con su delicada mano sobre mi cabello y su pobre cuerpo incómodo sobre la alfombra de mi cuarto.
Nunca antes alguien se había preocupado así por mi...
Cuando la pequeña lo hizo me sentí como un imbécil y pobre débil al encontrarme observándola embobado, debatiendo conmigo mismo si levantarla de ahí y dejarla dormir en mi cama o no.
Claro que también me había sentido un idiota por tratarla como la mierda después de eso.¿Pero que podía hacer? Si tenía un gesto lindo con ella pensaría cosas que no debe.
Y siendo sincero tampoco quiero que haga cosas por mi, pensé que le había quedado claro...
Jade se movió debajo de mi rozando sus labios contra mi cuello. Suspire con fuerza tirando mi cabeza hacia atrás.
Me tengo que ir ahora.
Quité con cuidado mis piernas de debajo de las suyas y di la vuelta lo mas lento y sigiloso que pude sin despertarla quedando boca arriba. Solo me faltaba alejar sus brazos de mi cuello...
Tiré de su brazo derecho despacio pero ella se quejó, su boca emitió unos sonidos raros y de un segundo a otro su pierna me aprisiono otra vez.
Su rodilla quedo exactamente debajo de mi polla rozandome hasta los huevos, apreté mis labios. ¿Esto es enserio?Su respiración comenzó a entrecortarse y pequeños jadeos salían de sus labios contra mi oido.
Como un mastil, me va a poner como un puto mastil...
Su cuerpo no paraba de removerse como si en su sueño estuviera haciendo algo demasiado movido.
Era muy fácil malinterpretar aquello.
Jadee cuando su rodilla rozo una y otra y otra vez mi entre pierna.
Me tengo que ir...
Sin pensarlo mucho la corri de golpe intentando que no despertarla. Para mi suerte, la pequeña parece tener el sueño demasiado pesado.

ESTÁS LEYENDO
El color de la inocencia
RandomJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...