50.

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Los Valtore.

—Me alegra mucho por ti que te vaya bien en el trabajo —exclama Elizabeth del otro lado del teléfono.

—¿Y tú, mamá? Estuve hablando solo de mi en los últimos diez minutos.

La oigo suspirar cansada.

—¿Todo anda bien?

Ella parece pensar que decir y aprovecho para bajar un poco el celular y mirar a los lados de la calle antes de cruzar. Del otro lado diviso el auto de Jason.

Hasta aquí puedo notar la cara de fastidio que lleva y hombre, está vez no puedo culparlo, tarde casi cuarenta minutos en llegar.

—No James, me temo que por aquí no andan las cosas del todo bien, pero ya habrá otro momento para contarte.

Frunzo el ceño antes de entrar en el auto. Sus palabras me dejan confundido, ella suena exhausta y eso me preocupa.

—Si no quieres hablar de eso iré a verte.

—No hace falta que te molestes —se ataja rápidamente—, yo estoy bien James, no es a mi a quien las cosas no le van bien.

—¿Puedes contar el chisme entero? Haces tantos suspensos que harás que me agarre algo.

—Lo siento, estoy algo cansada y mis neuronas no funcionan del todo bien —dice riendo —. Estos días los tuve muy ocupados en casa de nuestros vecinos, están necesitando mucho apoyo.

¿Vecinos? Arrugó el entrecejo aún más confundido, mi madre es pésima para dar las noticias rápido.

—¿Estás hablando de los Vega? ¿Se les murió algún familiar o algo así?

El claxon del auto suena de golpe haciéndome saltar en mi lugar.
Jason me indica impaciente que suba al auto haciendo gestos con su cara.

—Clara desapareció.

—¿Ah? —Suelto atónito subiendo al auto. Jason intenta hablar pero le tapo la cara con mi mano libre. —¿Cómo dijiste?

—Lo que oíste hijo. Clara se fue, no sabemos nada de ella, ni dónde está, ni con quién, ni siquiera si está bien.

—¿Los abandonó? —suelto con mal gusto, ese hueco asqueroso que siento en el estómago me hace acordar a cuando era un niño.

—Todo parece indicar que si —dice con pesar —. El pobre de Edward está pasando unos días terribles.

Froto mi frente nervioso ¿Cómo pudo hacer tal cosa? Hace menos de un mes todo se encontraba bien.

—¿Cómo está Jade?

Menuda pregunta de mierda.

—Hace lo que puede, es solo una adolescente, no es fácil lidiar lo que está lidiando y mucho menos cuando pone todo su empeño en que su padre no esté deprimido.

—Vaya mierda.

—Lo sé y hablando de la niña tengo que ir en busca de ella al instituto, veré si puedo llevarla a tomar algo.

Elizabeth cuelga luego de despedirnos y aún mantengo el móvil sobre mi oreja. Quedé en blanco.

Jade debe sentirse horrible. No es nada agradable sentirse abandonado como un perro.

—¿Ya podemos irnos?

Bajo el celular y volteo a Jason asintiendo.

Desde que conocí a Jade note que Clara era una mierda de madre pero jamás me hubiese imaginado que desaparecería sin decir nada. Que asco de madre.

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora