El juego.
—Entonces... ¿Cómo es? —Titubeo ella.
Sus manos se mueven nerviosas y se nota que lucha para no dejar en evidencia que no puede mantener su mirada conectada a la mía.
Es evidente que a la niña le atraigo pero no sabe como manejarlo y eso me genera ternura.
Pensé bien su pregunta para así divertirme un poco con su expectante y ansiosa mirada sobre mi.
—El juego es así, yo preguntaré algo y tu contestaras. Así de fácil.
Alzó sus cejas.
—¿Algo así para que nos conozcamos?
Negué
—Sólo yo haré preguntas, sólo yo te conoceré a ti.
Su ceño se frunció pero luego asintió dudosa.
Sentía una enorme tensión en esa habitación y eso comenzaba a darme calor. Joder, a veces tengo las hormonas de un adolescente.
Alejé mis pensamientos antes de que Jade se incomode y le presté totalmente atención a lo que iba a decir.—¿Por qué tu madre quiere que cuiden de ti cuando ya eres bastante grandecita? —comencé.
Mi madre ya me había dicho que Clara era bastante estricta con la niña pero me parecía algo bastante raro y me generaba curiosidad.
El rostro de Jade se tornó rojo.
Ella lo pensó unos segundos como si en su mente decidiera si contestar o no.
—¿Podemos pasar a otra pregunta?
—dijo casi en una suplica su labio inferior se curvo levemente hacia abajo.Bajé mi vista a su carnosa y rosada boca y me quedé embobado mirandola. Jade es tan preciosa que parece una muñeca.
—Prefiero saber la respuesta de la pregunta antes de pasar a otra.
Ella asintió rendida, sé que sólo lo hace porque su madre seguramente pidió que sea buena conmigo y no me lleve la contra pero funcionaba para mí.
—Me vió hablando con el mismo chico dos veces —admitió avergonzada.
Arquee mis cejas, eso era un chiste ¿No?
—¿Eh? —dejé escapar.
Jade suspiró y volteó a ver un punto fijo en algún lugar.
—Me regaño porque me habló un chico que vive cerca de aquí y cuando lo vió por segunda vez cerca de la casa dijo que —tomó una gran bocanada de aire como si eso realmente la avergonzara— seguramente yo lo traía aquí.
La miré estupefacto.
¿Realmente Clara es ese tipo de madre jodida? Que calvario.
—¿Y qué pasó realmente entre tu y el chico? —pregunté.
Ella se acomodó en su asiento y me observo para después hablar
—Solo fue un niño que pasó y quiso charlar conmigo, mi madre nos vio y se montó una peli que no había. Dijo que no debería hablar con ningún chico que no sea de confianza porque no me verían con buenas intenciones.
Y si que tenía razón en ello.
La pequeña parecía alterada por el absurdo regaño de su madre, de seguro era verdad lo que contaba y Clara sólo se comportaba como una vieja loca.
—Bueno, otra pregunta —anuncié—. Supongo que si tu madre se comporta así con que solo te mire un chico ¿Jamás has tenido novio verdad?
Disfrute muchísimo de ver cómo inflaba sus mejillas avergonzada.
Negó y entonces le pregunté algo digno de un verdadero idiota.
—¿Eres virgen Jade?
Ella dió un respingo y me miró con su cara tan roja como la de un tomate. Mordí mi mejilla interna para no reír.
Sabía que lo era, sólo se me hacía divertido ponerla nerviosa y eso me convierte en un canalla. Lo sé.
—¿Q-Qué?
—Qué si crees en la virgen —le dije, fingiendo inoscencia.
Si seré maldito...
Ella negó y pareció recuperar el aire de sus pulmones.
—Bien —dije disfrutando la situación.
Ella se veía tan bien como estaba, con las mejillas sonrojadas y su melena levemente despeinada.
Pellizqué con mis dientes la carne interior de mi mejilla ansioso, ansioso por saber cómo serían mis próximos días cuidando de ella.
Debati internamente en mi mente si debía o no debía preguntarle lo que estaba punto de preguntar pero decidí decirlo igual, prefería sentirme un patán pero divertirme un poco con su reacción.
—Última pregunta —le avisé. Ella asintió no muy convencida —Jade... Cuando tú estás en tu cuarto sola... ¿siempre sueles espiar a tus vecinos?
A diferencia de las demás preguntas la pequeña Jade palideció con esta, su respiración se entre corto y sus manos comenzaron a moverse torpemente.
—¿Q-qué? —preguntó sin aire, deseando que su oído haya fallado otra vez. O yo le haga creer que le había fallado otra vez.
Mordi mis labios ante mi propia pregunta y la miré, la pequeña estaba aterrada ante la idea de que su vecino la haya pillado haciendo algo que no debía.
—Que si acostumbras mucho a espiar a tus vecinos cuando salen de ducharse —repetí.
—No...—Dijo en un susurro casi inaudible.
Bajo su mirada apenada, como si hubiese admitido el peor de los crímenes.
Me aleje de ella lentamente.
—Creo que debes ir a dormir —hable.
En realidad era mi forma de liberarla, estaba demasiado avergonzada como para volverme a hablar en tosa la noche.
Ella asintió todavía sin mirarme y su pequeño cuerpo se despegó del sillón corriendo hasta las escaleras.
—Tengo otra cosa que decirte...—Llamé su atención alzando la voz. Su cuerpo se puso rígido de pronto.
Dió la vuelta sobre sus talones asustada por lo que iba a decirle, y para que culparla.
—Espero que no se repita —solté y no pude evitar sonreír ante sus mejillas color fuego.
A Jade le costó trabajo tragar.
—Fu-fue sin querer —se defendió y desapareció escaleras arriba.

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El color de la inocencia
AcakJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...