¿Qué estás haciendo?
Coloqué mi palma derecha sobre mi mejilla sintiendo el calor acumulado en mi cara, ella no podía saber lo que había ocurrido una hora atrás con su hijo pero aún así estaba sonrojada.
Elizabeth había vuelto de la tienda con un humor de perros, no sólo por que su hijo había desaparecido toda la tarde si no también porque que según pude entender entre quejidos bajos, no había conseguido lo que quería comprar.
Evite preguntar qué le sucedía porque su cara de pocos amigos no me indicaba una contestación buena.
Luego de que James me humillara dejándome sola en el cuarto me fui tal cual Flash de ahí, tome un poco de ropa y me encerré en la habitación de su madre rogando que no se apareciera por ahí, lo que me tomó por sorpresa fue que media hora después la camioneta de Elizabeth rugiera.
Salí de la habitación y confirme mis sospechas, el se había ido, cinco minutos después llegó su madre.
Y aquí estábamos ahora, el sonido de los cubiertos era lo único que se escuchaba en la sala además de la aspera voz del conductor de las noticias.
La vista de Elizabeth estaba en la televisión sin embargo por la forma en que su ceño se fruncía y su cara se tornaba sin expresión alguna su mente estaría en otro lado.
Lleve el vaso de agua a mis labios y tomé un poco, el sólo contacto hizo que recordara los labios de James sobre los míos.
Lo aparte molesta y dejé el vaso sobre la mesa, lo mire fijo unos segundos hasta que la voz de la señora Smith llamó mi atención.
—¿El no te dijo donde iría verdad? —preguntó por novena vez en la noche con notable preocupación en su voz.
Su plato de comida estaba lleno, supongo que se encontraría nerviosa.
Pero... ¿Nerviosa por qué?
¿Qué podría hacer James que a ella la tiene tan preocupada?
—No Eli —negué, ella bajo su vista y la fijo en su plato jugando con su comida. Pasé mi mano por sobre la mesa y tome la de ella dándole un suave apretón—, no te preocupes, James sabe cuidarse.
Ella me miró y asomó una pequeña sonrisa en su cara que sabía muy bien que no era de alegría.
—Se que sabe cuidarse solo, es sólo que... —Elizabeth quitó su mano y refrego sus ojos cansada—, olvidalo, no me hagas caso...
Forzó una sonrisa y luego de preguntarme si seguiría comiendo levantó los dos platos de la mesa, la ayudé con las demás cosas y se dispuso a lavar los trastes.
—Elizabeth... —le llamé.
Ella despegó la vista del plato casi reluciente que tenía entre las manos y me miró.
—¿Si?
—Si la deja más tranquila, James ha salido con Evan —informé—, creí haberla oido decir que el es su amigo desde pequeño ¿Verdad?
Elizabeth relajó las facciones de su cara y me dio una pequeña sonrisa.
—Así es... —asintió—. Y si me deja más tranquila...
—Me alegra oír eso —le sonreí.
●
Vertí el café negro en la taza y cerré la cafetera llevándola a un lado. El placentero olor a café inundó mis fosas nasales a medida que acercaba la taza a mis labios.

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El color de la inocencia
RandomJames ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejante como vigilar a la tímida hija de sus vecinos. Ni tampoco que eso traería más complicaciones en su enredada cabeza. Jade tampoco imaginó qu...