66.

2.5K 227 26
                                    


Enredos y malas decisiones.

—No fue muy inteligente de tu parte decir eso.

—Me ha quedado claro después de las dieciocho veces que lo mencionaste en el camino.

—Un poco más al centro y podría haberte roto el tabique.

Arruga su nariz inspeccionandome la cara.

—Te hubiese encantado ver eso —corro su mano con brusquedad.

—Claro que no, se siente fatal. ¿Por qué crees que la mía luce así? —señala el desvío que hay en el puente de su nariz.

Rio bajito, creo completamente aquello. Claro que esa es una anécdota de ellos dos, no podría ser inventada.

—Que conste que te lo buscaste.

Volteo mis ojos.

—Jordan tiene razón —sigue.

—Mierda que eres molesto Jason, hace tan solo unos momentos tu también estabas molesto con él.

—Una cosa no quita la otra —alza sus hombros—. Judas jamás estaría tranquila entre nosotros.

Lo miro sacar una caja de cigarros de su chaqueta y ofrecerme uno. Lo acepto aunque ni siquiera fumo, siento ganas de hacerlo en este momento.

Imito a Jason y me apoyo contra su auto viendo el club desde la vereda vecina. Jason me ha traído hace más de quince minutos pero mi turno no empieza hasta dentro de una hora. Parece que después de pasar toda la tarde juntos aún no está conforme.

—¿Alguna vez te has puesto a pensar por qué no llevamos el mismo apellido? —pregunta dándole una larga calada al cigarrillo.

Alzo mis hombros restándole importancia. ¿Quizás por qué el me abandono?

—Puedo imaginar cual es tu primer pensamiento. Llorar internamente y creer que tus traumas parentales tienen razón dentro de tu cabeza y que papi no te quiso y eso justifica todo tu comportamiento de mierda y bla bla bla. Pero no, estás muy alejado de la realidad y sé que si Jordan se entera que suelto la lengua cuando estoy contigo, me la cortará —ríe—, pero Jamie, estás tan desorientado que si espero que sea Jordan el que te dé respuestas terminarás con más que un golpe en la mejilla.

—¿Quieres ser sincero conmigo o burlarte de mi?

—Las dos, así que tranquilo tigre, por partes —tira su cigarrillo hacia algún lugar y voltea a verme de frente—. Todo comenzó en el verano del 91 cuando un niño nació...

—No seas imbécil —lo empujó cuando comienza a reír.

—Ya, voy enserio —dice alzando sus manos—Sé que lo básico, lo sabes. Eres lento pero no tonto, Julián no hacía cosas buenas. Y además de su pasatiempo de tener hijos por cualquier lugar, también le gustaba meterse y relacionarse con gente de mierda.

—¿Cómo lo sabes?

—Vi con mis propios ojos el tipo de personas con las que el trataba —dice con pesar, volviendo su vista al club—. Los dos sabemos que el que sabe la historia completa es Jordan, pero ni siquiera yo podría hacerlo hablar. Solo puedo decir lo que creo que realmente pasó. Pienso que el creyó poder tener una familia feliz, al menos sé con seguridad que quería a mi madre, eso no podría fingirse.

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora