CAP 1 "JUNGER FREMDER UND BESTRAFUNG"

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En tres años no había entablado una relación amical con nadie, la presencia de Adrik Marcovick intimidaba a los de mi clase y mi carácter no es tan dócil que digamos. En tan solo seis meses acabaría mi carrera y quizás abriría una boutique en el lugar más arraigado de Milán, por si no fuera poco cada uno de mis hermanos se comprometió a ayudarme.

Mis hermanos me sobreprotegen con demasiada intensidad, aunque en estos tres años he vivido en las sombras para que mi vida no corra peligro, no era lo suficiente como para no estar tan alejada de los medios de comunicación.

Aprendo cada día a sobrellevar esa situación.

Además de tener a Adrik, siempre hay dos personas más que me acompañan a donde quiera ir por temas de seguridad, veinticuatro horas de protección asegurada.

Vivir con el hombre que me había atraído y gustado cuando rondaba por los dieciocho años, era demasiado incomodo al principio, pero Adrik no tenía intenciones con la hermana menor de su amigo, esa confianza que habían entablado hace tres años no iba a romperse con facilidad.

Si Marcovick no estuviera aquí, tal vez no estaría protegida por él y sus diez hombres, conociendo a Adler mi hermano, contrataría a veinte hombres más para que este muy segura, pero la habilidad de pelear y matar de Marcovick es increíble, así que no hay que dudar que en un segundo tu cuello sería despejado de tu cuerpo ya que es su parte favorita del cuerpo humano, según comentado por el mismísimo Adrik Marcovick.

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Mi celular vibra en mi pantalón, sin embargo, sigo sumida en mis pensamientos, trato de ignorar el temblor del móvil, aunque es inútil omitir el sonido apenas perecible por el bajo volumen.

— ¿Dónde estás? —pregunto Marcovick con un leve toque de enfado.

—Comiendo en un restaurante. —contesté y aplasté la carne con el tenedor.

—Iré a recogerte. —anuncia y antes de que pueda refutar algo, él corta dejándome sorprendida como siempre suele hacerlo.

Llevo las últimas papas que quedan en el plato y los unto en la salsa, Marcovick aparece diez minutos después en la puerta del restaurante y me hace un gesto para que salga, dejo el dinero en la mesa y camino hacia la salida.

"No me sorprende que use el rastreador del chip del celular"

—Dime, ¿Qué ha pasado? —pregunto y paso por su lado, este me observa de reojo con enojo que va formándose de pronto por mi actitud despreocupada.

—No te escapes así, Renata. —dice y me abre la puerta asegurándose de que ingresé al auto.

Me pego hacia la ventana y observo a las gotas de lluvia resbalarse por el vidrio.

—Qué más da, ni siquiera los guardaespaldas se daban cuenta de que huía a las horas de comida. —respondo.

Aunque es raro que no se den cuenta siendo Farik y Dimitri dos personas especializadas en el campo, son ex militares cuidando a una chica malcriada, tal vez solo fingen no saber.

—¿Quieres que despida a Dimitri y Farik? —menciona con un tono de voz más elevado y exasperado.

Volteo enseguida a verlo y niego, pego las manos en forma de súplica y muevo la cabeza en negación, no deseo tener otros guardaespaldas que no sean Farik y Dimitri, ellos me dan cierta libertad y no me sofocan como Adrik, además soy yo la culpable de que vulnere esa libertad.

Tal vez por eso nadie se acerca a mí, sospechan que soy hija de algún maleante o de un narcotraficante, aunque no quedaba lejos a la realidad, mi padre es mucho peor que esos adjetivos.

Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora