CAP 76 "KINDER"

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Amaranta Smirnova:

Antonella se ha marchado con un suero y se deshizo de su guardaespaldas tan fácil, ahora debe estar aquí en Alemania escapando de los sujetos que contraté para que siguieran sus pistas.

Estoy gozando de la tranquilidad que me puede brindar el país europeo mientras los asesinos se encargan de los rebeldes. Visito los lugares más interesantes que ya están decorados por las fiestas navideñas, hasta que tengo la mala dicha de cruzarme con un imbécil.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunto, confundida.

—Bienvenida a Alemania —dice.

—No considero que deberías ser tú el indicado en darme este recibimiento —digo, lo miro de pie a cabeza.

—Escuche que está pasando por problemas en Rusia —comenta.

Fiodora se mantiene en silencio a mis espaldas mientras Igor y Yuri parecen examinar a detalle al sujeto que tengo en frente.

—Debes irte, conservemos nuestra enemistad. — Mi brazo choca con el suyo cuando paso por su lado.

—¿No piensas que es momento de que vuelvas a donde perteneces?

Volteo al instante.

—Acabas de darme la bienvenida y ya quieres deshacerte de mí. —Cruzo los brazos.

—Tal vez.

Lo observo detenidamente.

—¿Qué quieres? —pregunto. No deseo, que se enteren ahora en dónde estoy, todo debe mantenerse en secreto hasta que el torbellino en Rusia pase; sé muy bien que nado en un mar lleno de pirañas, cuatro para ser exactos.

—Dinero.

Me rio, bajo mis gafas.

—¿Eso es todo? —pregunto.

—Si necesitas mi ayuda puedes usarme a tu favor.

Encojo mis hombros.

—Oí que mantienes una estrecha relación con la policía. —Volteo para notar a Igor.

—Es cierto —contesta, alagado.

Recibo la fotografía de Antonella y se lo muestro.

—Busca a esta chica —indico, Fiodora asiente por la decisión asertiva.

—¿Por qué?

—No debe importarte, solo encuéntrala y te daré mucho dinero.

Extiende su mano y niego. Yuri se adelanta para concertar esa despedida. Este se marcha y puedo exhalar un poco de aire fresco.

—Utilizó a la policía para encontrarnos —murmuro; veo la cámara que está colocada en un edificio cerca a la plaza.

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Adrik Marcovick:

Trago saliva para alivianar ese sentir de sequedad en la garganta. Tengo al frente a Levana, quien parece estar más avergonzada que yo por cómo se llevaron las cosas. Renata tose un poco e intenta que hablemos todos y nos deshagamos de ese asunto que lleva mucho tiempo sin arreglarse.

Soy el primero en romper el hielo.

—No lo sabía, al principio no recordé lo que pasó... nada más pensaba en que acabé con ellos y comprendí tu enojo. —La calentura se esparce en mis mejillas y mis manos sudan.

—Lamento haber querido matarte sin ni siquiera escuchar tu perspectiva, el vídeo que me mandaron mostraba las cosas tan explícitas de como mataste a esos hombres sin tener un ápice de remordimiento...  —dice Levana, se muestra temerosa por soltar ese comentario.

Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora