Adrik Marcovick:
Empujo a Octavio Roquer sin medir mi fuerza y camino hacia Renata.
—¡Lárguese!
Él intenta volver a subir las escaleras, pero saco mi arma de la funda.
—No dispararás. —dice con un tono de burla porque sabe que estamos en un lugar público.
—No me rete, ni me tiente. Sabe que le tengo unas ganas de clavarle una bala en los ojos. —pronuncio con fuerza y su sonrisa se esfuma.
—Espero que la niñata te de lo suficiente. Suele ser muy fracasada.
Renata intenta escapar y bajar las escaleras, pero la sostengo. Ella se remueve una y otra vez.
—Hablas de fracaso y tú eres el mayor fiasco de todos. —dice Renata.
Ella alza la mirada hacia a mí y suelta un bufido. Se plancha los dobleces que se le marcan en el vestido y trata de esa manera buscar su calma.
—El puesto del fracasado mayor te lo llevas tú. Yo aun soy joven, en cambio tú tienes un pie más pegado al más allá que para acá. —pronuncia Renata con una falsa sonrisa.
Sus ojos brillan y se aferra a mostrarse fuerte.
Octavio se muestra enojado, pero no intenta volver a abrir la boca para soltar su veneno. Se marcha por la puerta trasera con un pañuelo pegado a la nariz para detener el sangrado.
Él solo vino a regodearse de las cosas buenas que haga Renata.
Octavio Roquer es una sanguijuela viviente, como ya no posee algún tipo de vínculos con las empresas de su familia trata de sacar ventaja con su hija menor.
Le pagan por conferencias o entrevistas para contar lo maravilloso y deslumbrante que son toda la familia. Sin embargo, la realidad es distinta a lo que él cuenta.
—¡Ese hijo de puta! —grita Renata mientras se pone de cuclillas.
—Deja que me encargue de él. —respondo y ella levanta la mirada.
—Lo más seguro es que viaje a otro país. Eso hizo cuando Dylan quiso asesinarlo.
—¡Explotemos el avión!
—No, no están fácil que digamos. —dice Renata con una sonrisa falsa.
Tiene razón, lo más seguro es que deje su avión privado y lo cambie por un vuelo regular.
—Ven. —le digo y estiro los brazos para cogerla del brazo. —No eres una fracasada, deja de pensar en eso.
Ella desvía la mirada a otro lado y puedo ver como sus uñas intentan causarse daño en las palmas de su mano. Envuelvo mis manos en las suyas y le impido que se cause más lesiones.
—No. —niego y ella asiente levemente. —No finjas una sonrisa cuando estás rota, si quieres llorar hazlo. Entiende que eso no te hace débil.
Ella se limpia rápidamente la lágrima que se desliza por su mejilla.
—Aunque intente aferrarme a algo, al fin y al cabo, todo se esfuma. Eso me da miedo Adrik.
—Estaré contigo pase lo que pase.
—Eso dijo mamá y no está aquí. No me gustan las promesas, las odio. —su voz suena entrecortada.
—No es una promesa, es un hecho que trataré de siempre hacer lo posible.
Renata se deshace del agarre de mis manos y empieza a bajar las escaleras.
—Quiero ir a casa.
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Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]
RomanceHistoria de Renata. Adrik Marcovick se gano el respecto de mi hermano, por consecuencia él esta destinado a ser quien cuide de mi en Italia, soy la niña pequeña a la que tiene que cuidar, sus tratos entre ellos son algo confuso apenas y entendí sobr...