Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]

CAP 80 "МYLYY"

Adrik Marcovick: 

La cantidad de personas muertas que dejó las explosiones en los tres lugares que pertenecían a los rebeldes rebasa a casi dos mil sujetos, la noticia no ha rebotado, por el hecho de que Amaranta logro sobornar a los medios.

Podría decir que nos volvimos a fortalecer, para atacar en el transcurso de los días, a las personas que apoyan a Amaranta, pero la verdad es que tomamos un descanso de tantos líos, centrando nuestra atención solo en Farik y Dimitri.

Los sueros sí que llegaron a dar resultados eficientes, aunque tuvo que ser más de uno para qué funcionara, las pruebas que Akran realiza sobre ellos, no es buena. Tanto como su sistema nervioso y sus órganos han sido afectados; los compuestos que tienen el gas son muy tóxicos cuando se usa de manera diaria.

—Deben tomar medicamentos constantemente para evitar que los daños sigan avanzando —comunica Akran con la voz pasiva.

La noticia no hace más que dejarnos un vacío en el pecho.

A pesar de que Maksim, también usaba el gas, de manera constante, Amaranta le proporcionaba otro menos dañinos en el organismo, que podía ser expulsado luego de unos días.

«Son dos tipos de gases, uno más desarrollado, con menos efectos secundario y otro que si causan consecuencias»

En el transcurso de los meses nos encargamos de ejecutar a líderes que trabajan para Amaranta y el año que creíamos que sería uno increíble termina yéndose; la recuperación de tanto Farik como Dimitri embarga a todos de una felicidad momentánea.

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Pongo mi atención sobre Renata que coloca una silla para buscar fideos en la parte alta del armario, gira al escuchar ruido y sonríe un poco.

—Cocinaré —dice moviendo el empaque —. ¿Quieres un poco?

Ella se encarga de seguir las instrucciones y sopla su plato para quitar el vapor, se mete la cuchara con calma, igual logra quemarse, sin embargo, finge que no ha pasado nada.

—¿Todo bien? —pregunta y miro sus labios rojos —. ¿Te pasa algo?

—No —digo, mientras bajo la mirada para concentrarme en un pequeño peludo, que ronronea para que lo cargue. 

El sonido crujiente nos toma por sorpresa a Renata y a mí, observamos a Dimitri avanzar con lentitud hasta sentarse en el asiento cerca de ella, muerde despacio la única rosquilla que le sobra y baja la mirada al plato de sopa: —¿Hay más?

—Sí —contesta, haciendo que los ánimos de Dimitri suban y se ponga de pie para servirse. «Algunas cosas no cambian», pienso.

Farik ingresa a la cocina con un traje impecable y su mirada se posa en su reloj. Saca sus medicamentos y deja el frasco de Dimitri cerca para que no se olvide de tomarlos.

Fue difícil que ellos se relacionaran con nosotros, todo fue a su tiempo, unos meses atrás eran personas temerarias o se defendían; el daño mental y físico los hizo vulnerable, costo tanto, para que ahora puedan vernos sin sentir que somos sus enemigos.

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Renata Roquer: