Adrik Marcovick:
Renata cierra los ojos y envuelvo sus brazos alrededor de mi cuello, la sostengo de sus caderas y sigo embistiendo, siento un impulso de querer acelerar las cosas, sin embargo, me detengo y continuo con empujes suaves y circulares.
Desciendo por la curvatura de su cuello con: besos, lamidas y mordidas en su piel hasta capturar sus pezones en mi boca. Renata arquea su cuerpo y me permite seguir saboreando cada parte de su cuerpo.
Su espalda choca con las puertas de vidrio del baño. Mis manos sujetan su cadera para guiar mis movimientos y no profundizar las estocadas, Renata se muerde los labios y hace pequeños ruiditos.
La presión por llegar al orgasmo aun no me embarga al cien, por cierto, sin embargo, ella ya se ha dejado envolver por ese sentir: las piernas le temblaron con fervor y sus paredes vaginales se envolvieron alrededor de mi miembro lo cual fue una sensación placentera.
Salgo de su interior sin previo aviso y deslizo mis dedos por su interior, ella tiembla levemente y voltea a verme, sonríe de manera inocente al verme llevar los dedos a mi boca.
—Eres un sucio, Adrik Marcovick. —murmura entre risas, acompañada de una mirada pícara y divertida.
Envuelvo mi brazo en su cintura y la atraigo hacia mi pecho. Renata lleva su dedo índice a sus labios y su otra mano reposa en su mentón.
—Soy un completo sucio adorador de cada elixir tuyo, al cual déjame decirte que ya soy un total adicto. —contesto mirando a sus ojos color esmeralda los cuales tienen un brillo especial.
—¡Joder! ¡Que intenso eres!
Doy un leve toque en su nariz y asiento.
—Pensé que eso ya lo sabías. —digo y ella asiente lentamente.
Renata acaricia sin vergüenza cada parte de mi cuerpo, sin embargo, se detiene antes de llegar más abajo.
—La noche aun es larga, Krasivaya. —digo y ella sonríe, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y suelta un jadeo al sentir que la cargo en brazos hasta salir del baño.
La dejo en la cama y deslizo mis labios por toda la longitud de sus piernas, me acomodo entre el medio de ellas y acomodo mi miembro envuelto por un nuevo látex en su entrada, Renata jadea y arquea la espalda, me rodea con sus piernas e intenta atraerme hacia ella.
Coloco mis brazos a los costados, mis empujes comienzan a tomar un patrón distinto, levanto su pierna derecha y profundizo solo un poco las embestidas. Separo los labios de Renata ya que ella se los muerde con mucha fuera que temo a que se autolesione.
Mis dedos acarician sus pezones y añoro en llevarlos a mi boca, no tardo mucho y lo hago, muerdo levemente y Renata introduce sus dedos en mi cabello, jadea gustosa por cada embestida.
Renata niega en definitiva que sigamos en la misma posición y se da la vuelta, se apoya en las almohadas y su rostro queda oculto por sus cabellos mojados, ella pone su cabello aun lado y suelta un suspiro al sentir que vuelvo a ingresar en ella, no sin antes haber acariciado su clítoris.
Mis manos se cierran en sus caderas y su piel se pone de un color rosáceo al apretar ya que parece ser sensible a un agarre mayor, mis manos se deshacen del agarre posesivo en sus caderas y opto por deslizar hasta llegar a sus pechos.
La visión que tengo desde esta perspectiva es otra: su cuerpo realmente luce demasiado exótico, se ve la cintura estrecha que posee y el cabello castaño que cae sobre su espalda.
» Todo en ella luce súper bien, aunque a veces se niegue a creerlo por las inseguridades que la embargan y nublan su juicio de ver la realidad.
Me acerco a su oído y susurro lo hermosa que es, sus mejillas se ponen de un color carmesí por completo que logra extenderse hasta sus oídos, ella entre jadeos dice: "tonto" ya que no parece poder decir otra palabra más que esa.
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Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]
RomanceHistoria de Renata. Adrik Marcovick se gano el respecto de mi hermano, por consecuencia él esta destinado a ser quien cuide de mi en Italia, soy la niña pequeña a la que tiene que cuidar, sus tratos entre ellos son algo confuso apenas y entendí sobr...