Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]

CAP 63 "ГОД ДО"

Un año antes

Encerrados como animales exóticos en jaulas de vidrio.

Dimitri en el medio de la habitación, sentado y con la mirada sobre el piso.

Farik está en el lado derecho con un plumón en la mano anotando en las paredes.

Y yo estoy en la izquierda del gran lugar, observo varios puntos que pudieran darme algo de esperanzas para escapar, pero no hay nada. Ni un maldito rayo de sol cruza las paredes, todo esta encendido gracias a luces blancas que son monitoreadas por los que observan.

Un mes hemos estado encerrados sin ver a nadie más que solo los guardias que traen comidas y se marchan.

Veo como el guardia usa un instrumento con cabeza plana para poder entregar cada plato de comida por un largo y estrecho espacio. Golpeo el vidrio una y otra vez para ver como sus expresiones cambian por uno de temor, el tipo no es más que un peón.

Amaranta no se ha presentado desde el momento en que despertamos, al parecer disfruta regocijarse y ver todo lo que pasa por la cámara.

Yuri Krylova ingresa al lugar en donde estamos, la mujer y su cuaderno me traen mal.

—Buenos días —saluda con amabilidad cosa que me hace arrugar el ceño, no lo siento como hipocresía, pero tampoco la veo como una dulce mujer cuando esta podría dar la suficiente batalla.

Se detiene al frente de la jaula en donde yace Dimitri.

—¿Se siente bien? —le pregunta mirándolo fijamente, pero él aun sigue en lo suyo: tan desconectado y distraído.

No hay respuesta alguna de Dimitri.

Veo como esta ordena abrir la jaula; golpeo la pared al notar que volverán a llevárselo. Ella voltea para verme, eleva un poco su ceja y ordena silenciar el ruido ocasionado por mi accionar grotesco.

Observo a Farik el cual anota la fecha del cumpleaños de Levana tan grande en la pared; me muerdo la lengua y cierro los ojos cuando noto que se lo llevan.

Ella se acerca a mí; veo un control en sus manos el cual presiona para que pueda escucharme.

—Llévame a mí —ruego; un golpe la hace retroceder. —¡Hazlo!

Dibuja una leve sonrisa el cual desequilibra mis sentidos.

—Tú no puedes ir —contesta con burla.

Las horas pasan y lo único que hago es tener la mirada fija en la puerta; los dos son traídos en una silla de ruedas para luego ser arrojados a la celda cada uno.

Por más ruido que intenten hacer ellos no pueden escucharme; caigo en cuenta de que me han silenciado.

Paso mis mangas por el vidrio y limpio la sangre de forma apresurada.

Mirarlos a sus rostros y no ver nada de golpes me han generado confusión en el pasar de los días. Han cambiado de una forma brusca: Dimitri solo mira un punto fijo o duerme y Farik apunta las fechas que parecen importantes en su vida.

Los han estado drogando.

—Solo uno, Adrik —me dice Farik de repente volteando a verme con un dedo alzado. —Recuérdalo.

Sus palabras forman un eco en mi mente.

—¿Uno?

Él asiente.

Las luces se apagan para indicarnos la hora que debemos dormir, sin embargo, alguien ingresa e indica que todo vuelva a prenderse, pero Dimitri y Farik ya están recostados en sus camas. Ellos siguen las ordenes al pie de la letra aun teniendo las luces prendidas.