C A P 52 "HEILEN"

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Alzo la cuchara para llevarlo a mi boca y siento su exquisito sabor. Mi estómago emite un sonido brusco y dibujo una leve sonrisa. El grado de apetito ya sigue su curso sin alteraciones.

7:00 am: desayuno.

12: 00 pm: almuerzo.

6: 00 pm: cena.

Me levanto de la mesa y lavo los trastes.

Fijo la mirada en mi reloj de muñeca y llamo a Tom para que venga a comer. Él baja de manera lenta las escaleras, pero al ver su plato servido se apresura en llegar.

Miro el calendario y arranco otra hoja con fecha de ayer. Visualizo el número trece de marzo y muerdo mis labios.

«Cinco meses ha pasado desde que toque su piel u hable con esas dos personas a las que solía ver como una figura paternal»

Me llevo las manos a mi rostro y cierro los ojos.

Mi nueva casa desde hace un mes: es pequeña y muy colorida. Los tonos morados y verdes que cubren las paredes generan una leve chispa de emoción.

Subo las escaleras y me dirijo al medicamento que a las 7: 30 pm, debo tomar cada noche. Ingreso al baño para darme una ducha. Salgo envuelta con una toalla en la cabeza y me dirijo a mi tocador para poder hidratar mi piel.

Trago saliva al sentir como un leve hincón en mi pecho, avisando un episodio de miedo.

Concentro mis pensamientos en aquellos momentos en donde podía coser todo el día hasta que los brazos me pedían parar.

En los cuatro meses que estuve en ese lugar, lo que aprendí fue controlar mi respiración y visualizar otro tipo de entorno que me desviará de los ataques. Aprendí más técnica, sin embargo, me estaba asfixiando porque yo me aferré a un mal concepto de "sanar" y tenía esa creencia que estar en un centro de rehabilitación por mucho tiempo era lo mejor.

Salí de ese centro de rehabilitación, pero lo hice cojeando y con moretones en el cuerpo. Dos semanas infernales de dolor intenso en el abdomen y pastillas para la jaqueca. Tenía demasiado asco de mis manos y no podía comer porque recordaba los ojos de ese hombre.

En mi mente proyecto el accionar que cause y reconozco mi error.

«Soy una asesina»

Jalo las sábanas para tapar mi cuerpo.

Cierro los ojos con un pensamiento más claro: «Eres fuerte» —me repito antes de quedarme dormida.

Me levanto por el sonido de mi alarma.

Bajo hacia la cocina y sirvo la comida de Tom. Él se resbala por venir corriendo y tumba sus croquetas. Me inclino para limpiar el desastre, dibujo una sonrisa al verlo restregarse con mi pierna y ronronear.

Subo a mi habitación y me cambio de ropa para asistir a mí novena sesión con mi terapeuta "Lila Wagner"

Visualizo a los guardaespaldas a unos metros de distancia, a través del reflejo de mi celular, ingreso a la cafetería a las siete de la mañana y hago una orden de: sándwich de jamón y jugo de frutas. Al terminar de desayunar saco mi recipiente de agua y bebo el té de Amapola.

8:00 am salgo de la cafetería y camino dos cuadras hasta llegar al consultorio de mi terapeuta.

—Buenos días. —esbozó una sutil sonrisa.

—Buen día, Renata. —saluda con cordialidad.

Aprieto mi recipiente de agua, sin embargo, opto por dejarlo sobre la mesa.

Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora