Mi teléfono vuelve a vibrar por tercera vez consecutivo y al alzar mi celular visualizo los mensajes de Naomi:
Hola, ¿Podemos vernos?
Tengo algo que darte, lo compré cuando estuve en Japón. También vi a Levana, lucía demasiado decaída. Hice lo posible para levantar sus ánimos y creo al final logré hacerlo un treinta por ciento.
Lo más seguro es que vaya a quedarme dos semanas, mis padres consideran que lo mejor es llevarme a Inglaterra para seguir aprendiendo al respecto del diseño de modas. Por ese motivo quisiera despedirme de ti antes de irme. No quiero viajar sin darte un obsequio.
Trago saliva y veo el botón de bloquear contactos.
Me sobresalto al escuchar el sonido del tono que emite el celular, veo el nombre de Naomi y respiro al deslizar el dedo para contestar.
—¡Hola!
Mi dedo está cerca al botón para corta la llamada, pero ella vuelve a hablarme:
—¿Cómo has estado? —pregunta e intenta romper ese núcleo de silencio.
No hay respuesta, solo me quedo muda, aunque los recuerdos de estos meses empiezan a llegarme.
—Bien —contesto.
—¿Puedo ir a tu casa? —pregunta y niego al instante como si de alguna manera ella pudiera verme, pero lo único que hace es esperar mi comentario.
Las ventanas están ligeramente cerradas, hay croquetas de Tom en el piso y yo aún sigo con la escoba en la mano.
—¿Conoces mi nueva dirección?
Naomi deja de parlotear tanto para escucharme.
—Te mandaré el mensaje de mi ubicación por mensaje —digo, ella se despide y corto la llamada.
Me apoyo sobre la escoba y miro el desastre que ha dejado mi gato. Después volteo a verlo, pero él me mira con una inocencia irreparable que hace derretirme en su ternura.
—No me hagas esos ojitos —le señalo el piso —. Mira lo que hiciste, Tom.
Apresuro en moverme e ir a las ventanas para que el sol pueda entrar a la casa y darme algo de inspiración para poner en marcha la limpieza antes de que Naomi venga.
Después de una cansada rutina de aseo, escucho el sonido del timbre y voy a abrir la puerta.
—¡Hola, hola! —dice moviendo las manos.
Le correspondo al saludo de forma cordial, pero ella se abalanza para abrazarme y dejar palmadas sobre mi espalda.
—Te extrañe un poquito —comento en voz baja.
Deseo que ella no este cerca de mí, tal vez el día de hoy sea el último momento en que pueda verla y es lo mejor.
Recibo una carcajada contagiosa y sonrío con ella.
—¡Mira esto! —. Alza las bolsas que trae en su mano, lo siguiente que hace es entregármelo. Saco un vestido blanco con mangas largas y cuello alto, tiene botones en la parte del frente. Su nombre está bordado en letras pequeñas acompañado de una cara feliz con hilo rosa.
—Este modelo pertenece a la colección que hice hace unos meses, pero como te marchaste y yo viajé a otro país no pude entregártelo, me inspiré en ti al trabajar en esta prenda —comenta mirándome a los ojos esperando mi reacción —. Espero que te guste.
—Me gusta mucho —comento mientras lo coloco sobre el mueble.
Ella sonríe.
—Debo irme a almorzar —dice y agarra mi mano —. Me quedo dos semanas y estaría encantada de pasar tiempo contigo antes de viajar.
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Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]
RomanceHistoria de Renata. Adrik Marcovick se gano el respecto de mi hermano, por consecuencia él esta destinado a ser quien cuide de mi en Italia, soy la niña pequeña a la que tiene que cuidar, sus tratos entre ellos son algo confuso apenas y entendí sobr...