Capitulo 4: La Profecía

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En el capítulo anterior:

- Oiga, esto es un secuestro.

- Y lo tuyo es allanamiento de reino, querida Katherine. Y no puedo dejarte libre, te escaparías y serias buena para mi ejército.

- ¿Su ejército? Pero si no se nada de luchar.

- Lo aprenderás.

Así fue como por intentar huir de los hermanos fui secuestrada por una mujer que de buena no tenía nada.

Narradora:

Los hermanos Pevensie ya habían entrado a Narnia y fueron a ver al señor Tumnus cuando al llegar descubrieron que su hogar fue saqueado.

- ¿Quién podría hacer algo tan malo? - preguntó Lucy.

Una nota estaba escrita en una de las columnas de la casa, Peter la agarró y la leyó:

- "El fauno Tumnus ha sido acusado de alta traición a su Majestad Imperial, Jadis, Reina de Narnia, por ayudar y fraternizar con humanos. Firma Maugrim, capitán de la policía secreta. Larga vida a la Reina".

- Deberíamos regresar, Peter. - habló Susan.

- ¿Y que pasa con el señor Tumnus?

- Si lo arrestaron por estar con humanos, no podemos hacer mucho.

- ¿Es que no lo entendéis? Yo soy ese humano. - dijo la pequeña hermana.

- Deben haberse enterado de que me ayudó.

- Deberíamos avisar a la policía.

- Esto es de la policía. - dijo Susan.

- Tranquilas chicas, ya se nos ocurrirá algo. - habló el mayor.

- ¿Por qué? - todos miraron al tercero.

- Quiero decir es un criminal. - Lucy le dio una mala mirada.

Se escuchó un pajaro.

- Ese pajaro... ¿nos acaba de chistar? - dijo Susan.

Los hermanos salieron y el pájaro se largó, pero ese sonido aún continuó y una rama se rompió asustando a los Pevensie. Las hermanas se pusieron detrás de su hermano mayor mientras el mediano se mantenía un poco alejado. Peter iba acercándose al lugar procedente del sonido y apareció de este un castor.

- Es... ¿un castor? - preguntó Lucy.

- Ven bonito, ven pequeño - dijo Peter acercándose al castor con cuidado alzando su mano hacia el animal.

- No voy a olertela si es lo que pretendes. - dijo el castor provocando la sonrisa de la pequeña Lucy y el asombro de los hermanos restantes.

- Lo siento.

- ¿Lucy Pevensie? - preguntó Castor, la niña dejó de sonreír para mostrar una expresión de asombro y se acercó al mencionado. Éste le mostró un pañuelo.

- Es el pañuelo que le regalé al señor Tum-.

- Tumnus, si. - terminó su frase el castor.

- ¿Él está bien?

- Siganme. - dijo el castor caminando hacia delante.

El mayor y la pequeña caminaron con intención de seguir al castor, pero Susan les paró.

- ¿Que estas haciendo, Peter?

- Tiene razón, no podemos fiarnos de él. - la defendió Edmund.

Tu eres mi destino [Edmund Pevensie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora