Capitulo 7: Te La Debía

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En el capítulo anterior:

- Ahora debo irme, el invierno se está acabando y el trabajo se acumula cuando llevas 100 años fuera. ¡Larga vida a Aslan! Y feliz Navidad. - el hombre subió a su trineo y se marchó escuchando las voces de los niños despedirse.

- Os dije que existía.

- Ha dicho que el invierno está a punto de acabar. ¿Sabéis que significa? - Peter hizo una pausa.

- Que no habrá más hielo.

Corrieron rápido para llegar hasta el río el cual estaba empezando a descongelarse.

- Tenemos que cruzar, ya. - dijo Peter.

- ¿Los castores no hacen diques?

- No soy tan rápido, querida.

- Espera Peter, tal vez deberíamos pensarlo un momento. - dijo Susan.

- No tenemos un momento. - dijo Peter.

- Solo intentaba ser realista.

- No, solo intentabas ser lógica, como siempre.

Susan escuchó a los lobos cerca, el trineo de la bruja se aproximaba con Edmund y Katherine en él. Los hermanos junto a los castores bajaron al río, el cual cada vez se derretía más. Peter se aproximó a pisar un trozo del hielo, pero este hizo un crujido y el castor prefirió cruzar antes. Después de comprobar Peter dio el primer paso seguido por sus hermanas y castora. Tras cruzar unos pasos más se dieron cuenta de que en la parte superior de la cascada ya estaban los lobos. Éstos bajaron rápidamente poniéndose en frente de ellos. Uno atacó a castor provocando la preocupación de su esposa y los Pevensie. Peter desenvainó su espada apuntando al lobo jefe.

- Cuidado chico, alguien podría salir herido.

- ¡Atraviesalo! - dijo castor.

- Huye ahora que puedes y recuperarás a tu hermano. - dijo el lobo.

- Para Peter quizás deberíamos escucharle.

- Una chica lista. - rió el lobo.

- No le escuches. - habló castor.

- Oh venga esta no es tu guerra. Todo lo que mi reina quiere es que cojas a tu familia y te vayas.

- Oye que alguien con un abrigo rojo te haya dado una espada no significa que seas un héroe. - dijo Susan.

- ¡Matalo! ¡Destripalo ahora que puedes!

- ¿Que vas a hacer, hijo de Adán? No tengo todo el día y el río tampoco.

Lucy llamó la atención de su hermano al ver como la cascada se agrietaba dejando salir su agua. Peter al final decidió clavar su espada en el hielo y al poco la cascada terminó de descongelarse y con sus hermanas agarradas a su abrigo y con un trozo de hielo como barca, el agua de la cascada salió con potencia haciendo que los lobos se perdieran en el río y ellos salieron a la superficie del agua a salvo, los castores fueron nadando hasta ellos. La corriente les llevaba por el río hasta la orilla donde por fin salieron, pero Peter no tenía sostenida a Lucy, solo a su abrigo.

- ¿Pero que has hecho? - reclamó Susan.

- ¡Lucy! ¡Lucy! - llamaba Susan desesperada.

- ¿Habéis visto mi abrigo? - se escuchó la voz de la pequeña que venía arropandose asi misma.

- Tranquila querida, tu hermano sabe cuidarte muy bien. - Peter, aliviado, la arropó con su abrigo.

- Aunque creo que ya no vais a necesitar tanta ropa. - dijo castora admirando como los árboles perdían su hielo y florecian.

Tu eres mi destino [Edmund Pevensie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora