Capitulo 31: Las Islas Solitarias

2.3K 160 38
                                    

En el capítulo anterior:

- Disculpad majestad, pero el mando de este barco lo ostenta el rey Caspian. - le dijo a Edmund.

- Claro. - dijo con decepción yo le sujeté la mano y le acaricié, pero al parecer no logré animarle ya que la apartó.

- Usaremos botes, Drinian que algunos hombres remen hasta la orilla.

- Si.

- Preparad los botes, aviar velas y disponeos a echar el ancla. - dijo Tavros el minotauro.

<<<<<<<<<<<~~~~~~~~~>>>>>>>>>>>

Nos dirigimos con los botes hacia las Islas solitarias.

- Adelante, la aventura de lo desconocido nos aguarda. - dijo Reep al llegar.

- ¿No podríamos esperar a mañana? - dijo Eustace.

- No es honorable darle la espalda a la aventura, joven.

- Escuchad. ¿Donde está la gente? - dijo Lu.

- Vamos cobardica. - dijo Reep a Eustace.

- Puedo desembarcar solo. - dijo él, pero se resbaló.

- ¿Lleva vuestra sangre de verdad? - preguntó Caspian.

- No seáis tan duros con él. - le defendí yo y le ayudé a levantarse.

- ¿Estas bien?

- Si, gracias. - me dijo avergonzado.

- No las des. - le sonreí, entiendo como debe sentirse y quiero intentar que esté cómodo.

Cuando subimos las escaleras oímos una campana sonar.

- Reepicheep quedate con la tripulación y vigilar, nosotros avanzaremos. Si no hemos regresado antes del amanecer enviad un equipo.

- Si, majestad.

Avanzamos por el pueblo hasta llegar al campanario.

- Bien, aquí no hay nadie ¿no deberíamos volver? - dijo Eustace asustado, regresando de comprobar una casa.

- Baja la voz. - le dije, por si acaso era una trampa o pasaba algo malo, no quería hacer demasiado ruido.

- ¿Quieres venir y vigilar o algo? - le dijo Edmund.

- No habléis alto.

- Ah si, gran idea primo. Tiene mucho sentido. - nadie me hace caso perfecto.

Caspian le dio una daga al ver lo asustado que estaba.

- Yo vigilo vale, tranquilos. - dijo él aún asustado.

- Yo me quedo con él, seguir vosotros. - les dije.

- ¿Segura? - me dijo Ed.

- No quiero dejarle solo. - él asintió y entraron dentro.

- Tu no llevas armas. - me dijo Eustace.

- No las necesito.

- Gracias por quedarte. - le volví a sonreir, me da cierta ternura.

Al poco rato de que entraran se escucharon las campanas de nuevo y parecía que estaban peleando, quise entrar, pero vinieron a atacarnos a nosotros. Unos cuatro hombres vinieron a por nosotros y Eustace no sabía que hacer.

- Ponte detrás de mí. - él obedeció al instante y comencé a lanzar fuego a los hombres.

Él se asustó al verlo así que se alejó de mí haciendo que uno le atrapase, por lo que corrí hacia él para defenderle, pero noté algo golpeando mi cabeza haciendo que me marease y cayera al suelo. Aún estaba consciente, pero tenía la vista borrosa y el oído me pitaba, mi cabeza dolía y no tenía fuerzas para seguir usando los poderes.

Tu eres mi destino [Edmund Pevensie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora