Capitulo 32: Un Momento A Solas

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En el capítulo anterior:

- Eso es una mentira tremenda, gané el premio al más limpio en el colegio dos años. - intenta venderse a sí mismo, este niño necesita aprender mucho.

- Os lo quitaré de las manos, os los quitaré a todos de las manos. ¡Por Narnia! - un hombre se quitó su capucha y resultó ser Drinian y Reepicheep junto a más de nuestros hombres.

Comenzaron a luchar con todos y pude ver arriba a Caspian y a Edmund peleando también. Reepicheep nos desató, pero yo no podía hacer mucho por mí cabeza, aún así intenté controlar mis poderes lo mejor que pude. Lucy se había vuelto toda una guerrera peleaba muy bien y acabó con dos hombres.

- Muy bien, Lu. - ella sonrió.

- Te cubriré si no puedes. - ambas reímos.

No pude hacer muchos movimientos bruscos así que lo intenté con el fuego a distancia. Pocas llamas salían y eran pequeñas aún necesitaba descansar, pero algo de daño hacían. Los minotauros ayudaban mucho con su fuerza y los aldeanos del pueblo también se unieron a la lucha. Poco después acabamos con todos y los aldeanos nos hicieron un pasillo agradeciendonos y celebrándolo.

- ¿Estáis bien? - nos preguntó Ed a Lucy y a mi, ambas asentimos.

- Majestad, majestad. - se acercó un hombre, Drinian le paró y todos nos pusimos en guardia.

- Se han llevado a mi esposa esta mañana. - Drinian le soltó con orden de Caspian y nos calmamos. Era el hombre que vimos antes.

- Ruego que me llevéis con vos.

- Yo también iré. - le dijo su hija.

- No, quedate con tu tía. - la respondió.

- Soy un buen marinero, llevo toda la vida en el mar.

- Claro debes venir.

La niña seguía rogándole a su padre, Lucy y yo mirábamos la escena con pena, al final la niña se quedó con su tía.

Ya bajando hacia el puerto, vino uno de los Lores con una espada.

- Esta espada me la entregó vuestro padre, la he mantenido a salvo en una cueva todos estos años.

- Es una espada de Narnia.

- De la edad dorada. Hay siete espadas como esta. Ofrendas de Aslan para proteger Narnia. Vuestro padre nos las confió a nosotros. Tomad cogedla, espero que os proteja. - Caspian la cogió con detenimiento.

- Gracias mi Lord, encontraremos a los ciudadanos perdidos.

Caspian se la entregó a Edmund y él la miró contento, yo me volví a sentir mareada así que perdí un poco el equilibrio y me apoyé en él.

- Ey, ¿te encuentras bien? ¿Necesitas que te lleve?

- No te preocupes, estoy bien.

- La última vez que me dijiste eso, no acepté un no por respuesta y tampoco lo voy a hacer ahora. - guardó la espada y me cogió como una princesa como aquella vez.

- Eres todo un caballero. - sonreí cerrando mis ojos apoyándome en su pecho.

- Y tú una hermosa reina.

Montamos en las barcas y llegamos al barco donde comimos y continuamos con el viaje. Me preparé una infusión y me dieron una bolsa fría para calmar el dolor de cabeza y la inflamación. Todos dormimos un rato tras comer y, más tarde, decidí cenar antes que los demás para acostarme lo antes posible. Poco después vino Edmund haciendo el menor ruido para no despertarme.

Tu eres mi destino [Edmund Pevensie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora