Capítulo 48: "¡SÍ QUIERO!"

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Dedicado a: @YudiFernnde
Gracias por leer esta maravillosa historia.

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Los olores deliciosos que desprenden las flores no tienen descripción alguna, este se mezcla con el aire y hace que sea un coctel para tu olfato

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Los olores deliciosos que desprenden las flores no tienen descripción alguna, este se mezcla con el aire y hace que sea un coctel para tu olfato.

Giro alrededor de mi eje y veo miles de flores.

El invernadero de Flowers de Luca es inmenso, el más grande del país. Competimos contra Colombia y Ámsterdam. Tenemos todo tipo de flores, más de 40 capsulas, domos o carpas llenas de estas. Siéntete libre a llamarlas como quieras.

Y el pensar que todo esto empezó en el patio trasero de mis padres.

Enamorados y emprendedores.

Retomo mis pasos llegando a la oficina de papá. Toco suavemente la puerta y la abro.

El hombre canoso se sorprende al verme, dice unas cuantas palabras al teléfono y cuelga.


— Florecita— me estruja entre sus brazos, ganándome un gran abrazo de oso.

— Hola, papi.

Paso y tomo asiento al frente de su escritorio.

Todo es muy básico dentro de la instancia, muebles color madera, una que otra decoración, pero lo que más resalta es la foto familiar encima de la cabeza de mi padre.

—¿Qué haces acá, cariño? hoy tenías la video conferencia con los Tailandeses ¿No?

El ojicafé teclea algo en su computador y vuelve a mirarme.

Es inusual verme acá sin tener que venir. Mamá mantiene metida en este lugar. Es su paraíso y pues mi padre siempre quiere estar al lado de ella.

Su amor es envidiable.

Yo los admiro. Todavía, recuerdo cuando por poco se divorcian hace algunos años. Pero, hablaron sus diferencias y al son de hoy, todavía continúan juntos.

Suspiro con pesadez.

Haberle contando todo a Hendrick, me agoto mentalmente y físicamente. Pero al mismo tiempo me libero.

No sé qué pensó ayer, ni mucho menos que pensará en este momento. Después de comer los churros, caminamos por otro rato y me dejo en la oficina para recoger mi coche.

No supe más de él. Hasta esta mañana que me envió un mensaje diciendo que tenía que volver a Lago Cristal.

Sé que lo hace para darme tiempo.

—¿Florecita?

—¿Sí?

— Has suspirado más de lo normal.

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