Capítulo 12: "Amor, Hendrick. El amor hace las cosas distintas."

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Sus manos doblan la última camisa y la guarda en su mochila de los increíbles, su iris azul recorre la instancia, camina tres pasos y toma su coche favorito, al momento de levantar la cabeza, me sonríe alegremente mostrándome diminutos dientes y e...

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Sus manos doblan la última camisa y la guarda en su mochila de los increíbles, su iris azul recorre la instancia, camina tres pasos y toma su coche favorito, al momento de levantar la cabeza, me sonríe alegremente mostrándome diminutos dientes y el espacio de los faltantes de algunos de ellos.

—¿Tienes todo preparado? — pregunto desde mi puesto, recostado en el umbral de la puerta.

—Sí, papi.

—¿Seguro que quieres ir? ¿Me vas a dejar aquí solito?

Connor me mira detenidamente y analiza mis palabras buscando alguna pisca de diversión, al no encontrar alguna, arruga sus cejas junto a sus labios.

—¿Tienes miedo Papi? — indaga sin tapujo alguno.

—No. ¿Por qué hijo?

—Porque yo me vo—anuncia— tú eres un hombre alto y fuerte. Te puedes quedar solo. ¿Cierto? — la madurez en sus palabras me sorprende cada día.

¿En dónde está mi hijo de un año?

—Claro que sí, campeón— expresa una voz a mis espaldas. —El tío Lucca lo sacará a pasear.

—¿En serio tío?

—¡Claro!

—¡Sí! Eres el mejor.

—Sí, el mejor Lucca— la hipocresía de mi voz es notable.

Mi primo hace caso omiso, me ignora y pasa directo a la recamara de Connor, toma su mochila, pasa por mi lado y me saca la lengua.

Infantil.

Sonrío.  

En el momento que mi hijo y mi mejor amigo parten de casa, la estancia de siente vacía. Vacilo un poco por la cocina y salgo al patio a tomar un poco de aire.

Lago Cristal tiene un clima maravilloso, pero algunas noches pueden ser más frías que otras, froto mis manos y soplo un poco de aire.

Mis ojos inconscientemente miran la casa vecina y como es de costumbre, la vecina rubia está sentada afuera, mirando las estrellas en su silla reclinable junto una copa de vino entre sus manos.

Es algo inusual, la primera noche que la vi pensé que solo las estaba contemplando, pero ya ha pasado más de un mes desde que lo hace y solo son los fines de semana.

Con el bicho de la curiosidad, sin nada que hacer y ni hijo presente. Me atrevo a trazar el camino que es habitual ahora para mí. Salto la valla un poco más adelante y llegó a su costado.

Loto abre sus ojos de sorpresa, pero me sonríe tímidamente.

—Hendrick— su voz es suave, más de lo frecuente. Además, me ha llamado por mi nombre y no agregó el "señor"

Debe ser el alcohol.

—Loto— la imito.

—¿Quieres sentarte? — me invita, antes de contestar, se para de su silla y va hasta la puerta de su cocina, la abre y saca una silla exactamente igual a la de ella. La pone a mi lado abriéndola a su paso.

LOTO🌸|COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora