Capítulo 23: "Shhh"

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Mi vista es borrosa, veo como un hombre canoso le indica a alguien cosas que no puedo retener, mi cabeza me da miles de vueltas y las náuseas son enormes

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Mi vista es borrosa, veo como un hombre canoso le indica a alguien cosas que no puedo retener, mi cabeza me da miles de vueltas y las náuseas son enormes.

No sé dónde estoy, mi pecho se siente pesado, al verme despierta, el hombre se acerca a mí, veo que de sus labios gesticula algo pero no soy consciente de lo que dice. Alargo mi mano para verificar que no sea un espejismo, pero algo la detiene, un pequeño dolor recorre todo mi brazo.

Es suero.

Cierro los ojos y lo único que recuerdo es como una sonda iba directo a mi nariz.



La incomodidad de las camillas son espantosas, además de ser altas, son duras y el aire acondicionado junto a todos los químicos con los que limpian el piso, aturden mi nariz, trato de tapármela, pero, todavía duele.

Según me conto una enfermera hace poco, los síntomas presentados fueron de intoxicación, algo que respondí afirmativo con mi cabeza. También, me informó que el doctor medico a cargo me explicaría todo el procedimiento que me hicieron. No diciendo más, me deja sola en el pequeño cubículo ubicado en la sala de urgencias.

Lago Cristal es un pueblo pequeño, su hospital es nivel 2, lo que significa que pueden atender cualquier emergencia y si las cosas se llegan agravar, cuenta con dos ambulancias para su traslado al pueblo más cercano o hasta la ciudad de Rivital.

Con ayuda de mis manos, me recuesto contra la cabecera. La cabeza aún me duele, giro buscando a la única persona que pudo haberme traído acá y no la encuentro. Se el susto tuvo que ser grande.

¿Dónde está?

Dirijo mi mirada a la entrada de la sala y veo a Hendrick.

Volteo al lado derecho y...

Un momento... ¿Hendrick?


!HENDRICK!


Froto mis ojos exageradamente y vuelvo a poner atención a la entrada, habla con una enfermera y sus ojos se encuentran con los míos. Con pasos firmes, largos y seguros llega a mi lado.

Hoy viste con un traje azul zafiro haciendo que sus ojos se vean más grandes y llamativos. Me encanta cuando los usas. Su mirada recorre todo mi cuerpo haciéndolo sentir pequeño, su vista se fija en donde tengo la aguja del suero intravenoso. Lo alza un poco, se posiciona a mi lado, y me abraza.

Por inercia subo los brazos correspondiéndole gustosa, me fundo entre su torso inundando mis fosas nasales con el olor de su colonia.

Permanecemos así un rato prolongado y tampoco me atrevo a decir nada. Esto se siente como el paraíso, me encanta.

Sonrió atrayéndolo más hacia mí, permitiéndome llevar por el momento íntimo.

No sé cuándo se pueda volver a repetir, no sé si tendré la oportunidad de nuevo, pero de lo que si estoy segura es que ahora me siento tranquila y feliz.

El azul me encanta, se ha convertido en mi color favorito.


—Loto, yo...—sacudo mi cabeza al escucharlo.

—Shhh— lo callo— solo un rato más. Por favor. — Responde atrayéndome a él. Cuando lo hace, un carraspeo a su espalda nos hace separar, con cuidado sale del punto que se había formado con la manguera del suero.

Un hombre de mediana edad, con canas y algunas arrugas alrededor de sus ojos negros nos mira con una sonrisa en su cara, en su bata está escrito Dr. Griffin. Él ajusta sus gafas, luego se fija en la tableta en sus manos, levanta su mirada con una sonrisa profesional.

—Loto De Luca Lee— me llama— 23 años. Intoxicación. ¿Cómo te sientes?

—Algo mareada—me aseguro de responder con la verdad— con molestia en mi nariz.

—Es algo normal, te hicimos un lavado estomacal. La intoxicación no llego a mayores por motivo de que llegaste a tiempo. Sabes, en todos los años de mi carrera primera vez que veo a alguien con una intoxicación con almendras, por al menos no así de fuerte.

Río en su cara.

Si supiera.

No me conoce aún.

—Soy Loto De Luca y todo me puede pasar—carcajea con mi respuesta.

—Debes tener más cuidado, menos mal los señores Reed te pudieron traer a tiempo. Al igual, la porción de almendra fue diminuta. Te tendremos solo un rato más. Mindy la enfermera que te atendió, te dará la orden de salida, junto al pago y la dieta. Cuídate mucho señorita.

—Sí, señor. Muchas gracias.

—Hendrick— saluda el medico de mano a mi vecino y este acepta gustoso el estrechón.

—Chad.

—Hace mucho no te veía.

—He estado algo ocupado— responde algo cortante pero cortes.

—¿Y Connor? Ya debe de ser un niño grande.

—En efecto, este año cumple 7.

—¿7? El tiempo se pasa volando. Fue un placer— dice y se retira del lugar. Cuando abandona la sala, mi compañero voltea a verme y me sonríe jovialmente. Hoy no lleva barba y luce más joven.

Toma mi mano y besa el torso.

¿Así se siente morir y estar en el cielo?

—¿Cómo te sientes?

—Bien... algo mejor. ¿Y tu mamá? ¿La asuste? Debe de odiarme, seguramente le dio un paro... siempre cuando pasa esto...— un dedo hace aparición en la escena tocándome los labios y cortando mis palabras.

—Shhh, tranquila. Mamá está bien, se asustó un poco, pero Fred la ayudo, al momento de llegar a la entrada del local papá estaba llegando y bueno, lo demás es historia.

—Pero yo...

—Tranquila, ninguno sabíamos de tu alergia. Pero no hablemos de eso, ¿Quieres? — la ternura es evidente en su voz.

Y esto me confunde cada vez más.

Lo miro fijamente tratando de encontrar alguna respuesta en sus palabras, su mirada se percata de la mía, sonríe de nuevo y besa de nuevo mi dorso.

—Lo hablaremos luego, ¿Si? ¿Te parece? 

Asiento para perderme en esos maravillosos ojos.

Azul. 






🌸          🌸            🌸

2/2


Un Hendrick Reed para llevar, por favor.


#Lodrick  #Hendrick&Loto


Muchísimas gracias por el apoyo.



Pasen bonito.

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