Si te ofrecieran irte por un año completo y dejar tu vida atrás ¿Lo aceptarías? La respuesta de Loto fue un rotundo: SÍ.
Luego de encargarse de la empresa de su padre a muy temprana edad y ser plantada en al altar, acepta la oferta de su progenitor...
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Por primera vez, desde que estoy en Lago Cristal, el sol ha salido temprano, su resplandeciente color golpea la ventana de mi cocina.
Me encuentro sentada en la mesa, con una taza caliente de chocolate espumoso y algunas galletas horneadas del día de ayer.
Al frente, en la casa vecina, veo salir el auto negro, al igual que sus pasajeros.
Sonrió al recordar la tarde de ayer, horneamos alrededor de 100 galletas, las cuales fueron decoradas desprolijamente por los tres. También, compartimos risas y una que otra mal mirada cada vez que mencionaba la palabra Grinch.
Cosita malgeniada.
Una vez el auto desaparece de mi visión, la puerta de la casa hace un eco y eso solo puede significar una cosa.
OH. No.
¡Sálvenme, Increíbles!
—¿Loto? — la voz de mi madre se filtra en la entrada de la cocina. De manera lenta, giro hasta encontrarme con su cara, una floja sonrisa adorna mi cara y mastico lo que queda de la galleta.
—¡Mamá!
—¿Qué haces aquí, Loto? — indaga mirando su reloj y arruga su frente.
—¿Vivir?
—Loto.
—Lo cambie para ir en la tarde. Te juro que ayer si fui. — Levanta su ceja de forma acusatoria y examina detenidamente mi cara.
Trago en seco.
Respondo de nuevo antes de cualquier reproche:
—Ayer los vecinos estuvieron acá— señora la casa vecina— El cabeza de limón necesitaba unas galletas para una venta y como tú no estabas, yo los ayude. Por ende, me invitaron a ir al evento, entonces no quería ir a caminar, porque me demoraría como 2 a 3 hora ir y venir. Entonces no alcanzaría ir, porque el evento es a las 10. Decidí cambiarlo para ir en la tarde— mi voz sale tan rápido, que la mirada perpleja de Camellia me confirma lo dicho.
—¿Tu horneaste?
—Sí.
—¿Les ayudaste?
—¡Mamá! De todo lo que te dije, ¿Solo escuchaste eso?
—Lo siento cariño, hablaste muy rápido.
—Sí, ajá.
—Malcriada— dice y me pega en la cabeza.
—¡Mamá!
—A las 10 es el evento ¿Verdad?
—Sí.
—Despiértame, quiero ir contigo. — No me deja responder. Abandona la estancia y sube a su habitación.
Suspiro pesadamente.
Camellia necesita pasar más tiempo con papá.
Lago Cristial school es realmente enorme, su estructura de tres pisos me deja anonadada, no contando que el lado de este, se encuentra el de los más grandes.
