Si te ofrecieran irte por un año completo y dejar tu vida atrás ¿Lo aceptarías? La respuesta de Loto fue un rotundo: SÍ.
Luego de encargarse de la empresa de su padre a muy temprana edad y ser plantada en al altar, acepta la oferta de su progenitor...
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Dos años después...
Tomo la pañoleta y la doblo en cuatro partes. Luego, camino hasta dónde está mi novia o mujer, bueno... vivimos juntos y sin que se dé cuenta, le cubro sus ojos.
—!Oye! — protesta y toca la tela—¿Me vas a secuestrar?
—Se podría decir. ¿Alguna objeción?
Jadea en respuesta. Se pega a mi espalda y restriega su cola contra mi entrepierna.
—Loto— advierto— Cariño, ahora no.
—¿No es una fantasía sexual? — no puedo verla, pero podría jurar que hizo un mohín. Beso la parte trasera de su cabeza.
Tomo sus hombros y la guio hasta la entrada de la cocina. Con cuidado la ayudo a bajar las escaleras de esta y la dirijo hasta donde se encuentra mi sorpresa.
Respiro hondo.
Loto no deja de preguntar y se ríe cada vez que tropieza con algo. Trato de esquivar una que otra piedra, pero no se esta mujer de donde las saca.
Sin esperarlo, se cae delante de mí.
Su carcajada no tarda en llegar, extiende las manos a lo desconocido y la ayudo a pararse.
—Eres un mal guía, amor. Ya me caí. — me arrodillo y limpio su pantalón.
—Tú eres la que tiene dos pies izquierdos.
—Cállate. Sigo ofendida de que esto— señala sus ojos— no sea una fantasía.
—Te he cumplido varias, cariño.
—Pero quiero más.
—Créeme amor, te daré más. Mucho más.
Será mucho más.
Limpio mis sudorosas manos antes de tomarla por los hombros de nuevo.
Miro el final del camino y cada vez falta menos.
Las luces colgadas en los pinos, tornan el ambiente más romántico. El suelo está adornado por pétalos de rosas y al final del camino, hay un corazón hecho con velas.
La rubia camina sin saber qué es lo que le espera al final del sendero.
He decidido hacerlo.
La haré la mujer más feliz del mundo y también mi esposa.
Gracias a ella mi vida dio un giro de 180°.
Con ella aprendí que no debo esconder mis sentimientos.
