El hombre de contextura robusta, cabello castaño, teñido con algunas canas dado a su edad, ojos iguales a los míos y sonrisa dulce, alza sus brazos en forma de bienvenida, sin dudar un segundo, corro hacia ellos y me fundo en él, recibiendo igualmente, el olor de su colonia. Esta me transporta a mi infancia, donde amaba que su fragancia quedará impregnada en mi ropa.
Estoy feliz y hoy más que nunca.
—Feliz cumpleaños, florecita— anuncia apretándome más.
Michael de Luca, para muchos.
Papá, para mí.
—¡Papi! Te extrañe mucho. —Aprieto su agarre.
—Lo sé, princesita. Yo igual.
—Hasta acá tengo que ver estas demostraciones de amor. ¿En serio papá? — la voz de mi hermano se filtra en mis oídos, suelto a papá y dirijo mi mirada hasta donde está parado.
Al detallarlo, salgo corriendo para coger a la pequeña persona que está colgada en sus brazos.
—¡Mi bebé! —abrazo a mi sobrino. Está más regordete que nunca. Hace dos meses cumplió su primer añito y ya tiene sus cuatro dientes.
Me lo como a besos completamente.
—Abrazas a mi hijo y no a mí— las quejas son cada vez más constantes.
Refunfuño y miro con determinación al hombre alto y delgado que se encuentra a mi lado, su cabello es castaño con visos rubios, sus ojos verdes brillan de felicidad y su sonrisa al igual que Michael nunca abandona su cara.
Me arrimo a él y lo abrazo igualmente.
—Te extrañe mucho, Charlie.
—Yo también, enana. — Me abraza con fuerza por encima de Noah.
Miro a mi alrededor y no puedo dejar de sonreír, mi familia ha venido a visitarme: papá, mi hermano mayor, mi cuñada y mi pequeño sobrino. Al igual que Sarah. Todos están presentes hoy y no solamente porque es 14 de febrero, el día de San Valentín, sino; porque hoy estoy cumpliendo años, exactamente 23.
—Momento de entrar— anuncia mamá.
Todos toman sus respectivos bolsos o maletas y se adentran a casa, dejándome atrás con una sonrisa de oreja y oreja, ruedo mis ojos hasta la casa vecina y sonrió con tristeza.
Dos semanas han pasado desde el beso y no hemos vuelto hablar.
Cosita escondida.
Sacudo mi cabeza. No es momento de pensar en eso, beso la mejilla regordeta de mi bebé y entro a casa.
De algún modo extraño, pero no sorprendente, el patio trasero está decorado con globos, flores y mucha comida. Camellia organizo todo sin que me diera de cuenta, papá y Charlie asan la carne en un costado, mi cuñada Erin habla animadamente con Sarah, mientras esta última llena de besos al Noah, el cual no parece del todo a gusto.
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LOTO🌸|COMPLETA|
RomanceSi te ofrecieran irte por un año completo y dejar tu vida atrás ¿Lo aceptarías? La respuesta de Loto fue un rotundo: SÍ. Luego de encargarse de la empresa de su padre a muy temprana edad y ser plantada en al altar, acepta la oferta de su progenitor...