Capítulo 15: "¡Dios Mio! Son senos."

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Son tres golpes que resuenan en la puerta delantera, trazo mi camino hasta ella y al abrirla me encuentro a una de mis vecinas

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Son tres golpes que resuenan en la puerta delantera, trazo mi camino hasta ella y al abrirla me encuentro a una de mis vecinas.

—Señora Camellia. Buenos días.

—Buenos días Hendrick. Qué pena venir tan temprano hoy— se disculpa y mira su reloj, imito su acción y me doy de cuenta que son las 7:00am de un sábado.

—No hay ninguna molestia, y no quiero sonar grosero ni mucho menos. ¿Qué la trae por acá?

Mi pregunta la deja pensativa, en sus ojos veo indecisión y una pizca de arrepentimiento. Vacila mirando su casa y de nuevo a mí.

Sacude su cabeza y sonríe.

—Veras Hendrick, necesito dos favores, uno personal y el otro es más bien normal. Realmente no conozco muchas personas acá y solo confió en ti.

Su respuesta me asombra y asusta al mismo tiempo. La invito entrar a la casa, una vez instalados en la sala, le ofrezco una taza de café, la cual no duda en aceptar. Tomo asiento al frente de ella y alzo mis cejas esperando los dichosos favores.

—Ya me dirás, para que soy bueno.

—Mmm...— sigue dudando—¿Tienes el número de algún fontanero? Por alguna extraña razón, el agua de mi lavamanos parece estancada, la presión es muy baja y es algo inusual. Me gustaría que lo revisaran.

¿Y eso era todo?

Sonrió por inercia.

Esto no es nada personal.

—Yo lo podría hacer encantado. Tengo un conocimiento vago sobre el tema y si las cosas se salen de control, puedo llamar al fontanero del pueblo— propongo amablemente.

—No— es su respuesta— como se te ocurre, como te voy a poner en esas.

—Señora Camellia, mi hijo prácticamente vive en su casa, a veces hasta tengo que pelear para traerlo de vuelta. Tómalo como un agradecimiento. ¿Qué dices?

—¿Seguro?

—Le doy mi palabra.

—Por ese lado me siento tranquila. — Termina su oración y calla. Lleva la taza a sus labios y bebe un poco.

Sus ojos divagan por mi sala de estar y llegan de nuevo a mí.

Luce más nerviosa.

Ella dijo que eran dos favores.

¿Cuál es el otro?

—Ahora el otro favor—lee mi mente— es algo personal Hendrick, por favor que quede entre los dos.

—Claro que sí— aseguro.

—He checado el clima de este fin de semana y vi que se asomaba una fuerte tormenta para esta noche.

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