Capítulo 20: "Hogar, dulce... no hogar"

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Mini maratón 2/3

El tráfico en Rivital es horrible, lo odio, hace que mi situación sentimental se identifique con él; solo atascos y nada avanza

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El tráfico en Rivital es horrible, lo odio, hace que mi situación sentimental se identifique con él; solo atascos y nada avanza.

Bufo con desaprobación.

Media hora después o más de dos hora mejor dicho, llego al complejo de apartamento de Sarah, el portero me deja entrar. Saludándome como siempre. Al llegar al piso destinado, mi amiga se encuentra afuera vestida únicamente con su pijama, al verme llega abrazarme no diciendo nada a su paso.

Se lo agradezco, al entrar descargo el bolso que llevo conmigo y proseguimos a sentarnos en su cómodo sofá.

—¿Qué tal el viaje?

—Horrible, el tráfico es terrible...

—Loto querida, es la ciudad. No tu pueblo.

—No es mi pueblo.

—Aja y ¿Por eso saliste corriendo?

—¿Perdón? —Me hago la ofendida— ¿Yo? ¿Salir corriendo? Ese no es mi estilo.

—Sé que no lo es. Parece que ahora sí lo hiciste.

No digo nada. Evito su mirada y la fijo en el gran ventanal que tiene en su sala de estar. Resoplo y me acuesto en tu totalidad.

—Vi a una chica saliendo de su casa. Sé que no tengo el derecho de ponerme celosa ni mucho menos. Me dolió Sarah. Mucho.

—¿Una chica?... espera— Se reincorpora— ¿Estamos hablando del mismos Hendrick? El hombre fraternal, que nunca va a citas y que no sale de casa. ¿Ese Hendrick?

—Sí, ese. — digo con desaliento.

—No puede ser Loto, debe de ser un mal entendido.

—Es la profesora Sarah, esa mujer se lo come con los ojos. Desdé que la conozco siempre le ha llevado ganas, parece que lo logro.

—No tiene sentido. Hendrick no es así, según me ha contado Lucca. Lo llamaré— informa, se para para ir por su celular. Me paro al instante y llego a tiempo para evitar que lo llame.

—No lo hagas, —Pido — No lo llames ni preguntes nada. — imploro.

—Pero... ¿Por qué? Lucca nos dirá todo. —me anima efusivamente.

—No Sarah. No.

—Pero...

—Sarah, escúchame— llamo toda su atención— Durante todo el día, mientras yo estaba fantaseando con sus besos y caricias, él no hizo ningún movimiento. No me busco, no miro la casa, ni me llamo, mucho menos un mensaje de texto. Ahora— tomo aire— respóndeme una cosa.

—¿Qué?

—¿Crees que merezca que lo busque?

—Loto...

LOTO🌸|COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora